Al calor de los hechos se dicen y hacen muchas cosas, algunas de ellas difíciles de ajustar con la realidad al por menor.
Veamos dos ejemplos a propósito del conflicto generado entre Haití y el Gobierno dominicano por la construcción de un canal de riego en el recodo del río Masacre cuando penetra en Haití.
Entre los haitianos ha sido puesta a circular la necesidad de buscar una fuente distinta de abastecimiento de alimentos y mercancías de las que se intercambian en el mercado binacional que hasta los primeros días este mes operaba de manera regular los lunes y viernes, pero que ahora está suspendido y no se sabe cuándo será abierto nuevamente ni sobre cuáles condiciones. Perderían, sin duda, en variedad, frescura, precios y seguridad del abastecimiento.
¡Qué los busquen!
Pero también de este lado ha sido puesta a caminar la idea de buscarle mercado a los productos dominicanos que dejarían de ser vendidos en la frontera, como si fuera posible colocar en otros países sin mejorar la calidad de productos vendidos en Dajabón, Jimaní, o Pedernales como quien vende en un barrio de pueblo, de ciudad o en la carretera. ¿A quién se le puede vender arroz “puntilla”, por ejemplo, aparte de los haitianos?