
Andrew Vaughn conectó un jonrón de tres carreras contra el abridor de los Cachorros, Shota Imanaga, en el primer inning. El venezolano William Contreras rompió el empate con un cuadrangular en solitario en el tercer inning, y su compatriota Jackson Chourio puso el signo de exclamación con un bambinazo de tres rayas en el cuarto, para que los Cerveceros vencieran 7-3 a los Cubs en el American Family Field, colocándose en posición dominante con ventaja de 2-0 en esta serie al mejor de cinco juegos.
En la historia de la postemporada, todos los equipos que han tomado ventaja de 2-0 en una serie al mejor de cinco han ganado 80 de 90 veces (88.9%). En las Series Divisionales con el formato actual 2-2-1, los equipos que ganan los dos primeros juegos en casa han avanzado en 31 de 34 ocasiones (91.2%), incluyendo 20 barridas.
“Los jonrones se lanzan, no se fabrican. Se lanzan”, dijo el mánager de los Cerveceros, Pat Murphy. “A veces eso nos ocurre durante la temporada. A veces tenemos que ganar de otras maneras. Pero lo importante es encontrar la forma de hacerlo”.
En el Juego 2, la forma fueron los batazos largos.
“No ves eso de los Cerveceros muy seguido”, agregó Murphy.
Fue algo totalmente improbable. Los Cerveceros habían disputado 55 juegos de postemporada en sus 57 años de historia antes del lunes y nunca habían conectado un jonrón con más de un corredor en base. Esa noche pegaron dos vuelacercas de tres carreras en un lapso de cuatro innings: uno de Vaughn, quien no daba un cuadrangular desde el 15 de agosto (146 turnos sin hacerlo), y otro de Chourio, cuya disponibilidad para jugar el Juego 2 estuvo en duda hasta horas antes, tras agravar una lesión en el muslo derecho que lo había mantenido fuera por un mes en la segunda mitad de la temporada regular.
Todo esto de parte de un equipo que se ubicó en el puesto 22 entre los 30 clubes de MLB con 166 jonrones en la campaña, y que se caracterizó más por un estilo de bateo de pocos swings en blanco y mucho contacto, el cual les dio nueve carreras en los dos primeros innings del Juego 1 sin necesidad de cuadrangulares.
Pero fue una noche diferente la del lunes, cuando Vaughn y Contreras conectaron ante el abridor zurdo de los Cachorros, Shota Imanaga, y Chourio la botó frente al derecho Daniel Palencia. La recta de 101.4 mph con la que Chourio hizo contacto fue el lanzamiento más rápido convertido en jonrón en la historia de la postemporada desde que se registran los pitcheos (2008). El récord anterior pertenecía a Nelson Cruz, de los Rangers, quien en el Juego 5 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana de 2011 conectó un cuadrangular ante una recta de 100.6 mph del as de los Tigres, Justin Verlander.
“Estos muchachos saben competir”, externó Connor Dawson, uno de los tres coaches de bateo de los Cerveceros. “Eso es lo que marca la diferencia, haya o no descanso [por el pase de la primera ronda]. Así que no me sorprende. Creo que esa es la belleza de este equipo: no conocen otra forma más que salir y competir”.
El jonrón de Vaughn quizá fue el más importante de todos, por cómo borró el golpe anímico del batazo de Suzuki en la parte alta del primer episodio. Dawson repasó mentalmente los cuadrangulares más grandes de los Cerveceros en 2025 y no pudo recordar alguno con un impacto similar.
“Ese tiene que ser el número uno”, enfatizó Dawson.
“Ese jonrón”, coincidió Contreras, “fue la parte más importante del juego para nosotros. Creo que ese jonrón nos devolvió la mentalidad de que ‘nadie pensó que esto sería fácil, pero al mismo tiempo, tal vez no será tan difícil aquí’”.
“Si consigues un out en esa situación, no hay duda de que es otro juego”, comentó el piloto de los Cachorros, Craig Counsell. “Eso es lo que hacen los jonrones de tres carreras”.
Y hay que agregar el contexto: provino de un ex seleccionado de primera ronda del Draft amateur de MLB cuyo progreso se había estancado, que estaba jugando en el equipo Triple-A de los Medias Blancas –últimos en su división– cuando los Cerveceros lo adquirieron en junio. Tras ser ascendido a las Mayores en julio, Vaughn tuvo un gran repunte ofensivo, aunque perdió poder en las últimas seis semanas de la temporada regular, lo que hizo que su cuadrangular fuera aún más inolvidable.
“Este es un juego realmente difícil”, reconoció Vaughn. “Sólo trato de salir, ser la mejor versión de mí mismo y jugar como un niño”.
Hablando de eso, Jacob Misiorowski anunció su debut en postemporada lanzando cuatro rectas ante la estrella de los Cachorros, Kyle Tucker, que marcaron 103.4, 103.7, 104.3 y 104.2 mph, según Statcast.
Pero los Cerveceros necesitaban más que velocidad: necesitaban outs en una noche planificada como juego de bullpen, a pesar de que el derecho Quinn Priester se preparó tanto en el bullpen como en el campo mientras Ashby hacía su calentamiento.
Misiorowski cumplió la misión al registrar nueve outs en 57 pitcheos, 31 de ellos de 100 mph o más, y 12 de 102 mph o más. Permitió un imparable, otorgó dos boletos y ponchó a cuatro, en una actuación que abre todo tipo de posibilidades para los expertos en pitcheo de Milwaukee si el equipo sigue avanzando.
“Probablemente hay menos de cinco personas en el planeta que pueden hacer lo que él hizo esta noche”, manifestó Priester, quien está programado para abrir el Juego 3 de los Cerveceros el miércoles en el Wrigley Field. “Parte de mí quería haberle chocado la mano en el dugout”.
Pero no pudo, porque Priester no estaba en el dugout de los Cerveceros.
En cambio, pasó toda la noche en el bullpen, incluso después del juego, cuando realizó una sesión programada a las 11:10 p.m. Dijo que probablemente era la hora más tarde en la que había lanzado una pelota en su vida.
La idea le fue propuesta a las 3:30 p.m. Priester saldría al bullpen a calentar junto a Ashby para que los Cachorros pensaran que él sería el encargado del tramo largo esa noche. Pero el plan de Milwaukee era un juego de bullpen desde el inicio, con Nick Mears listo para apagar el primer fuego y luego Misiorowski tomando una entrada limpia para lanzar entre 30 y 50 pitcheos. Aparte del pequeño detalle del jonrón de tres carreras de Suzuki, todo salió según lo planeado.
Si el “engaño” de Priester tuvo algún efecto en el desarrollo del juego es, como mucho, debatible. Pero él sin duda lo disfrutó.
“¿Ya dijeron que fue todo una finta?”, preguntó Priester a un reportero. “O simplemente lo sabías, porque suena totalmente a algo que harían los Cerveceros. No me importó. Pensé: ‘Si esto puede ayudarnos aunque sea un uno por ciento, en un turno o en un pitcheo, ¿por qué no?’.
“No iba a lanzar hoy, así que si esa es una manera de ayudar al equipo a ganar, ni modo. Haré lo que sea”.
El dominicano Abner Uribe cerró el juego de manera imponente al ponchar a los últimos tres bateadores del juego, con apenas 13 lanzamientos, de los cuales 10 fueron strikes.