El entorno de la Junta Central Electoral es un área muy sensible. La concentración de grupos de partidistas o de organizaciones sociales suele ser vigilada con atención, pero por lo visto nadie quiere que un exceso de la autoridad se convierta en chispa.
Esta parece haber sido la razón por la que con tanta prisa que pareció urgente, la Junta emitió una nota con su condena enérgica contra el uso de una bomba lacrimógena contra los que anoche protestaban frente a la sede del órgano electoral.
Lo propio había hecho el ministro de Defensa, Rubén Darío Paulino Sem, que poco después del “bombazo” anunció una sanción disciplinaria contra el militar que cometió el exceso. En muy poco tiempo los manifestantes de la Plaza de la Bandera recibieron dos excusas de muy alto nivel.