Cuando proliferan los expertos, los especialistas escasean. Resulta sobre cómo debe realizarse una gestión de comunicación frente a cualquier circunstancia, ahora todos tenemos una teoría casi perfecta al respecto, pero si trazamos la raya de Pizarro, hay que llegar obligatoriamente a la conclusión de que antes, durante y después de una emergencia causada por un fenómeno atmosférico, la gestión eficaz de la comunicación es crucial para salvaguardar la vida y los bienes de todos.
Sabemos que la comunicación previa a la emergencia puede salvar vidas y reducir el daño material. Las autoridades deben proporcionar información clara y oportuna sobre el fenómeno, las zonas de riesgo y las medidas preventivas que deben tomar las comunidades.
Campañas educativas y simulacros de emergencia también son esenciales para preparar a la población y fomentar una cultura de prevención, pero esta no debe iniciarse horas, días o semanas previo al evento, sino que debe ser permanente hasta que puedan las acciones buscadas ser parte de la cultura ciudadana.
Durante la emergencia, la comunicación efectiva se convierte en una herramienta de vida para coordinar esfuerzos de rescate y socorro. La información debe ser precisa y estar disponible en tiempo real para guiar a las personas hacia lugares seguros y mantenerlas informadas sobre la evolución del fenómeno.
Entendiendo la composición social de cada territorio y el comportamiento en el consumo de información y medios de los ciudadanos, el uso de múltiples canales de comunicación, como radio, televisión, redes sociales y aplicaciones móviles, garantiza que la información llegue a la mayor cantidad de personas posible.
La coordinación entre diferentes agencias y organizaciones también es fundamental para evitar la duplicación de esfuerzos y asegurar una respuesta eficiente, o sea, aquí es que el Estado debe funcionar y mostrar su brazo protector articulando en una sola dirección.
En esta etapa la comunicación sigue siendo esencial para la recuperación y reconstrucción. Informar a la población sobre las acciones de socorro, la distribución de ayuda y las medidas de reconstrucción ayuda a mantener la calma y la cooperación entre todos, más en las zonas afectadas en mayor proporción.
Además, es importante evaluar y comunicar las lecciones aprendidas para mejorar la preparación y respuesta en futuras emergencias.
En ese sentido, las autoridades deben mantener un diálogo abierto con la comunidad, escuchando sus necesidades y preocupaciones, y asegurándose de que la información fluya de manera bidireccional.
En esta parte, al igual que en las anteriores, es clave que sea abandonado el protagonismo de funcionarios o instituciones y que el mensaje central lo sea.
Más de 400 palabras después, debe quedar claro que la buena gestión de la comunicación en todas las fases de una emergencia atmosférica es fundamental para minimizar el impacto del fenómeno, salvar vidas y facilitar una recuperación más rápida y eficiente.
Una estrategia de comunicación bien planificada y ejecutada puede marcar la diferencia entre el caos y la resiliencia, resiliencia que como República Dominicana debemos tener puesto que la excepción es que no nos toque una emergencia atmosférica.