La democracia dominicana tiene una gran deuda de gratitud con el pueblo venezolano y la mejor manera de expresarla es apoyando su democracia.
Venezuela ayudó a los dominicanos a combatir la dictadura y a evitar el robo de unas elecciones.
Por tanto, el compromiso de República Dominicana es con el pueblo de ese país, no con los dictadores que intentan secuestrar su democracia y desconocer de manera descarada la voluntad de los venezolanos expresada en las urnas.
La crisis venezolana también ha permitido desnudar a sectores que exteriorizan discursos de demócratas, pero que en realidad no los son, pues demuestran que apoyan las dictaduras que son de su agrado.
No hay dictaduras buenas porque asuman poses de derecha o de izquierda.
Trujillo, Pinoché y Somoza fueron tan dictadores como los que hoy controlan a Nicaragua y Venezuela.
Defender el accionar de unos es igual que hacerlo con los otros, no importa qué ropaje usen. Simplemente simpatizan por un dictador y no por el otro.
Como ha ocurrido con todas las dictaduras, el respaldo externo es fundamental para descabezarlas.
Venezuela no constituye una excepción a esa regla.
El Gobierno dominicano ha hecho muy bien al ponerse del lado de la democracia y del pueblo de Venezuela reclamando que se muestren las actas originales no alteradas y se respete la expresión democrática de los venezolanos.