JD Vance: cómo ve el mundo el vicepresidente de EE.UU. y por qué es importante entenderlo
Una discusión en la Casa Blanca dañó seriamente la alianza de Estados Unidos con Ucrania, sacudió a los líderes europeos y puso de relieve el papel clave del vicepresidente JD Vance a la hora de expresar con contundencia la política exterior del presidente Donald Trump. Vance ha tenido un inicio fuerte en la escena mundial: ¿qué es lo que impulsa su visión del mundo?
El primer gran discurso en el extranjero de Vance, en la Conferencia de Seguridad de Múnich a mediados de febrero pasado, tomó por sorpresa a muchos.
En lugar de centrarse en la guerra que asola Ucrania, aprovechó su debut en la escena internacional para reprender a los países aliados en materia de inmigración y libertad de expresión, sugiriendo que la clase dirigente europea era antidemocrática.
Los acusó de ignorar la voluntad de sus pueblos y puso en duda los valores comunes defendían junto a Estados Unidos: «Si tienen miedo de sus propios votantes, no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por ustedes, ni ustedes pueden hacer nada por el pueblo estadounidense», advirtió.
Pero días después volvió a ser noticia, en el centro de una fuerte polémica con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, al que acusó de ser desagradecido.
Para quienes han estudiado el ascenso de Vance, estos dos episodios no fueron ninguna sorpresa.
El vicepresidente representa ahora a un ala intelectual del movimiento conservador que da expresión al trumpismo y, en particular, a cómo su mantra «Estados Unidos primero» se aplica más allá de sus fronteras.

Sus inicios en el conservadurismo
En artículos y entrevistas, Vance ha expresado una ideología que parece unir a los trabajadores estadounidenses, las élites globales y el papel de Estados Unidos en el resto del mundo.
«Es mucho más pragmático que ideólogo», afirma James Orr, profesor asociado de Filosofía de la Religión en la Universidad de Cambridge y amigo de Vance.
«Es capaz de articular lo que le interesa a Estados Unidos y lo que no», señaló Orr. «Y el interés estadounidense no es el interés de alguna utopía abstracta o matriz de proposiciones e ideas, sino el pueblo estadounidense».
Vance ha vuelto repetidamente sobre el tema de «Estados Unidos primero» -o quizás «los estadounidenses primero»- en sus discursos, trazando una línea entre lo que él critica como la ortodoxia económica y de la política exterior de Washington en el extranjero, frente a las luchas de la clase trabajadora estadounidense rezagada.
Pero Vance es también alguien que, tras una dura educación en el seno de una familia rural de Ohio y una fama repentina gracias al best seller Hillbilly Elegy, ha navegado entre muchos puntos de vista diferentes.

Fue anti Trump, describiendo al presidente estadounidense en 2016 como «reprobable» e «idiota», y en su libro atribuye gran parte de la culpa de la difícil situación de los pobres en zonas rurales en EE.UU. directamente a las decisiones tomadas por unos pocos.
Más recientemente, ha trasladado esa culpa a las élites, un grupo al que ha definido como demócratas, republicanos convencionales, liberales, líderes empresariales, globalistas y académicos.
En opinión de Vance, la prioridad del gobierno de Trump debería ser mejorar la vida de los estadounidenses que llevan generaciones en el país y, sin embargo, tienen poco de la vasta riqueza de la nación.
Línea dura moderna
Rod Dreher, un escritor conservador estadounidense que también es amigo del vicepresidente, dice que Trump ha sido para Vance su momento de la «pastilla roja».
Se trata de un término de la cultura popular sacado de la película Matrix que significa tener un despertar repentino a una verdad supuestamente oculta.
Es comúnmente utilizado por aquellos en la derecha que creen tener un acceso especial a la realidad y que las personas con puntos de vista liberales, centristas o del establishment son pensadores acríticos.
Vance es un vicepresidente que parece muy conectado con la cultura de internet. Es un usuario entusiasta de X, donde a menudo se mete directamente en las discusiones en lugar de utilizar la red social, como hacen muchos políticos, como una plataforma para hacer anuncios.
También ha aparecido frecuentemente en podcasts de extrema derecha.

Casado con la hija de unos inmigrantes indios, ha rechazado y ha sido rechazado por miembros del movimiento de extrema derecha alt-right, aunque se haga eco de algunas de sus posturas.
Sin embargo, tiene amigos y aliados tanto en la cúpula de Silicon Valley como en algunos de sus rincones menos conocidos.
Tras obtener un diploma en Derecho en la Universidad de Yale, entró en el mundo del capital riesgo de la mano del influyente conservador Peter Thiel, quien más tarde financió su campaña al Senado.
Ha citado a personajes como el bloguero Curtis Yarvin, gurú clave del movimiento «neorreaccionario» que sueña con sociedades hipercapitalistas asistidas tecnológicamente y dirigidas por poderosos monarcas.
Su visión del mundo
El pensamiento de Vance de «los estadounidenses primero» se extiende claramente a la cuestión de la guerra en Ucrania. Cuando era senador, criticaba a menudo la implicación de su país en la guerra y las enormes sumas que se gastaban en ella, recuerda su antiguo colega en el Senado Josh Hawley, quien es un republicano de Misuri.
«Su posición entonces era muy parecida a la de ahora… que el conflicto debe terminar», le dijo Hawley a la BBC. «Tiene que terminar de una manera que sea lo más ventajosa posible para la seguridad de Estados Unidos y tiene que terminar de una manera que haga que nuestros aliados europeos asuman una mayor responsabilidad».
Sus puntos de vista salieron a la luz durante aquella dramática discusión con el presidente Zelensky en el Despacho Oval. Vance acusó al presidente ucraniano de no estar suficientemente agradecido por la ayuda estadounidense.
«Ofrezca algunas palabras de agradecimiento a los Estados Unidos de América y al presidente que está intentando salvar a su país», le dijo a Zelensky.
La discusión hizo que los líderes europeos se apresuraran a defender a Zelensky, al tiempo que intentaban mantener las negociaciones sobre un posible acuerdo de paz.

David Frum, ahora articulista de la revista The Atlantic, cree que los puntos de vista de Vance han cambiado significativamente desde la primera vez que le encargó que escribiera para su página web sobre política conservadora hace más de 15 años.
«No era en absoluto el guerrero cultural que es hoy», dijo Frum.
Frum, antiguo redactor de discursos de George W. Bush y acérrimo crítico de Trump, señaló que la visión de Vance sobre Rusia parecía estar basada en una «admiración ideológica».
El vicepresidente ha rechazado que simpatice con Putin. «Ni una sola vez he sostenido que Putin sea una persona amable y simpática», dijo el todavía senador en un discurso pronunciado en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2024.
«No tenemos por qué estar de acuerdo con él. Podemos rebatirle y a menudo lo haremos», sostuvo. «Pero el hecho de que sea un mal tipo no significa que no podamos hacer diplomacia básica y priorizar los intereses de Estados Unidos».
La BBC ha pedido a la Casa Blanca comentarios sobre la postura de Vance en relación con Ucrania y Rusia.

En opinión de Vance, poner fin rápidamente al conflicto en Ucrania no consiste solo en detener el gasto de miles de millones de dólares en ese país.
Él mismo ha dicho que hay asuntos más importantes que Ucrania en los que Estados Unidos y sus aliados deben centrarse, concretamente la amenaza de China, país al que ha calificado de «nuestro rival más importante… durante los próximos 20 o 30 años».
Las opiniones de Vance sobre Ucrania y su disposición a expresarlas públicamente generaron un momento dramático en los primeros días del segundo mandato presidencial de Trump.
Pero también ofrecieron una vívida ilustración de la ideología del vicepresidente, su prominencia en el gobierno Trump y cómo ve el lugar de Estados Unidos en el mundo.
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