- Publicidad -

- Publicidad -

Cómo tratar a un familiar que padece demencia

Decía Jorge Luis Borges que "somos nuestra memoria, ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos".

Pero a veces, como ocurre con la demencia, esa memoria empieza a difuminarse y en muchos casos desaparece por completo.

Por eso, cuando el diagnóstico llega, suele cambiar por completo las dinámicas familiares.

Las familias pueden tener dudas sobre cómo tratar a la persona afectada -a la que les cuesta reconocer-, y sobre cuál es la mejor manera de mantener su calidad de vida. Es un tiempo complejo.

Patricia Gracia García es psiquiatra en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza (España) y ha lidiado por años con familias que tienen familiares con demencia.

¿Cuál sería el primer consejo que le darías a un familiar de una persona con demencia?

Es un diagnóstico que cae como un jarro de agua, porque dices, bueno, es una enfermedad irreversible y no tiene cura.

Pero yo les transmitiría que hay tantos tipos de demencia como personas con demencia y que cada evolución es diferente.

No va a haber una mejora de los síntomas, pero sí puede haber una mejoría de la calidad de vida, que depende de los cuidados, y si se tratan ciertos síntomas psiquiátricos también puede mejorar la funcionalidad.

Les diría además que la información es poder y que lo mejor es entender qué es lo que está sucediendo.

No podemos tratar de solucionar lo que no se puede solucionar, pero sí podemos afrontarlo de una manera más saludable para la persona con demencia y para nosotros.

Que les dejen su autonomía hasta donde se pueda. En estados avanzados no va a tenerla para decidir según qué cosas, pero sí qué prefiere comer, por ejemplo, o con qué quiere vestirse.

Hay que ir paso a paso y habrá que adaptar el entorno a la persona según la etapa en la que se esté.

¿A qué tenemos que estar atentos? ¿Cuáles pueden ser unos síntomas previos al diagnóstico?

Además de cambios cognitivos en la memoria, puede haber síntomas psiquiátricos como apatía o depresión, cambios en su personalidad, que se haga más irritable y no tolere la frustración, que se vuelva impaciente o más rígido, que no escuche las razones de otros.

Portada del libro ¿Qué le pasa a mi madre?

Pero tiene que suponer un cambio de conducta, algo novedoso, y que persista en el tiempo.

Es una situación usual, mediada por el miedo, que las personas con antecedentes familiares de demencia se preocupen mucho con los despistes propios.

¿Cómo distinguimos un despiste normal de algo que puede indicar demencia?

La clave sería el funcionamiento en la vida cotidiana.

Con la edad, la memoria o la velocidad para procesar puede disminuir pero lo compensamos con otras funciones, como tener más sabiduría y experiencia.

También hay que pensar que a veces los fallos de memoria pueden venir por una situación de estrés, porque llevas mil cosas en la cabeza.

Tener despistes es normal; solo dejan de serlo cuando afectan la capacidad para mantener las funciones del día a día.

Por lo general, en casos de demencia se preocupa más la gente del entorno que el propio paciente; y cuando no es demencia, es la persona que cree que tiene síntomas la que se preocupa más, incluso se obsesiona y esto hace que aún dé más nervios, ansiedad, y se tiende a fallar más.

Por eso, la clave es ver el funcionamiento diario y si se aprecia deterioro o no.

Se habla mucho de cómo afecta a los adultos un diagnóstico de demencia en la familia, pero ¿cómo se le cuenta a los niños?

No hay que esconderles nada, porque al final el niño va a ver que pasan cosas raras y no entiende qué sucede.

Hay que explicarle en una medida y forma que pueda entender, adaptado a su edad y capacidad, incluso al interés que tenga por saber, porque algunos harán preguntas.

Yo les explicaría que la persona tiene una enfermedad en el cerebro que le hace comportarse de una manera diferente, que para ella se ha hecho todo más difícil y que no recuerdan lo que han hecho o no saben encontrar las palabras o cómo comunicarnos lo que necesitan…

O no son capaces de reconocer con quién o dónde están.

Escáner cerebral

Etiquetas

BBC Mundo

BBC MUNDO

Artículos Relacionados