*Por Glenn Davis
Las declaraciones del director de Presupuesto, José Rijo, ayer están divididas en dos partes que en apariencia sirven de justificación, pero que en realidad son una cortina de humo.
Por un lado, asegura que hay un ahorro de 8,280 millones de pesos en dietas, viáticos y asesorías. Hasta de la compra de papel y mobiliario de oficina habló.
Sin embargo, las críticas a diversas instituciones giran únicamente en torno a las nóminas. La conversación sobre gastos generales es otra. Mientras que en el supuesto ahorro compara enero de 2020, sin pandemia y Gobierno en pleno funcionamiento, con enero de 2021, con un Gobierno funcionando a medias.
La impresión de buena gestión pierde validez porque es el típico recurso de intentar desviar la atención para evitar hacer frente a una situación inconveniente. Con esta parte acotada, queda la cuestión de la nómina.
Es absurdo decir que la nómina se abultó porque existían nóminas ocultas. Primero, las instituciones ofrecen rendición de gastos y es posible acceder a la información financiera de todas las entidades públicas.
De ahí que sea posible determinar cuánto se invierte en gastos por nómina, tenga la distribución que tenga.
Basta con recordar que, en todas las gestiones pasadas de gobierno, del partido que fuera, los medios encontraron la vía para denunciar con datos, distintos manejos aparentemente irregulares en las nóminas públicas. Y en el caso puntual del gobierno actual, desde el primer mes de gestión el Ministerio de Relaciones Exteriores está denunciando temas de nóminas y cancelando personal.
Industria y Comercio anunció con bombos y platillos que había ahorrado más de cuatro millones de pesos por concepto de cancelaciones. En el Ministerio de Educación han cancelado a más de 40,000 personas. Entonces, ¿cómo es que a pesar de las cancelaciones en todas las instituciones del Estado el presupuesto por nómina ha crecido en vez de reducirse?
Basta con tener presente que en la Comisión Presidencial de Apoyo al Desarrollo Provincial se pasó de 2.2 millones a más de 22 millones de pesos en tres meses. Igualmente, la nómina se multiplicó por diez en ese mismo período.
Luego, en prensa nacional la superintendente de seguros, Josefa Castillo, quien devenga un salario de 800,000 pesos mensuales, dice que sacrificó su diputación para ayudar a su gente. Afirma que ella llegó al cargo para gestionar empleo.
Y en ese intermedio los gastos de la institución pasaron de 19 a más de 40 millones de pesos. La misma Castillo dice también que ella no solo contrata gente en su institución, sino que también les pide favores a otros funcionarios para entregar empleos.
Con esos precedentes, ¿cómo se justifican las declaraciones del director de Presupuesto?
Hay cancelados en todas las instituciones públicas, pero los gastos por nómina y las nóminas públicas aumentan.
Para que tuviera sentido lo dicho por el señor Rijo, por lo menos la nómina debería mantener una semejanza con la existente cuando asumieron la Presidencia. Así podría decir que, transparentó las nóminas ocultas, canceló botellas y sustituyó con empleos a perremeístas algunas cancelaciones.
Pero el director de Presupuesto no está diciendo eso. Directamente afirma que hay más gastos porque antes había nóminas ocultas.
Es típico del PRM responder a las acusaciones con excusas que relacionan a la gestión pasada de gobierno. Solo que ya va siendo hora de que, como administración pública, asuman la carga de sus errores.
El PLD gobernó asumiendo el costo de cada una de sus acciones. Y sobre la base del principio de honestidad encaminó al país por el crecimiento económico, el desarrollo social y productivo, la salida de la pobreza y la tecnificación de la administración pública.