Tener la mayor economía de la cuenca del Caribe y la que más crece de las Américas ameritaría una mejor valoración.
Poca importancia dieron a estos hechos, sin embargo, los 17 mil encuestados por la revista “US News & World Report”, cuyas valoraciones (disponibles en https://www.usnews.com/news/ best-countries/dominican-republic) nos ponen por debajo de Brasil, México, Costa Rica, Panamá, Perú y Chile.
La mejor puntuación, como destino de aventura, nos coloca en la posición 16 pese a que 98 % de nuestros visitantes regresan una y otra vez.
La siguiente en importancia es nuestra apertura para los negocios. Pese a los generosos incentivos, costos laborales competitivos y reducida burocracia, persiste la percepción de que todavía tenemos prácticas gubernamentales “poco transparentes”. Por eso, según ellos, merecemos el puesto 24.
¿La peor nota? El emprendimiento. Para los encuestados, aquí no hay innovación, experticio tecnológico, infraestructura desarrollada ni población educada.
Ningún país de América Latina y el Caribe tiene una infraestructura vial ni una penetración del servicio telefónico como las nuestras.
Algo de razón habrá en educación, según lo confirman las pruebas internacionales PISA de la OCDE (disponibles en https://www.oecd.org/pisa/PISA-results_ENGLISH.png).
Al país de la bachata, el béisbol, el merengue y el cine no lo consideran influyente, moderno o prestigioso en términos culturales.
Al que más amó el almirante de la mar océana, el que mejor sintetiza el patrimonio acumulado durante siglos de formación nacional, lo consideran “carente” de historia rica, gastronomía de calidad o de atracciones culturales y geográficas.
Al que demostró resiliencia económica frente al choque sanitario por su diversidad exportadora, efectiva política monetaria y eficiente asistencia social lo consideran “carente” de liderazgo, influencia económica y política, con “débiles” alianzas internacionales y “pobres” exportaciones.
Eso, al líder regional del turismo, los dispositivos médicos, el oro, los electrónicos y los cigarros, mediador de conflictos regionales, coordinador exitoso de la CELAC, del Consejo de Seguridad, y actualmente del Consejo de la OEA y la Ministerial Iberoamericana.
Al que tiene al decano de los gobernadores de la banca central del mundo, garante de la mayor tasa anual de crecimiento económico de las Américas en un contexto de estabilidad de precios, lo juzgan como “carente” de una economía estable, en “detrimento” de su calidad de vida. Y eso, que según el FMI ya ocupamos la 5ta. posición de América Latina y el Caribe, con un PIB per cápita de US$20,940.
Al que tiene un sistema de partidos que funciona y que ha demostrado solidez y alternabilidad, lo consideran “carente” de un poder político bien distribuido y “sin compromiso” con la justicia social, el medioambiente o la lucha contra el cambio climático.
Nada puede estar más lejos de la realidad.
Estas valoraciones demuestran la urgencia de promover una imagen que se corresponda con los hechos, con los muchos cambios en curso y con la voluntad de rectificar lo que nos impida ser competitivos.
De nosotros, y sólo de nosotros, dependerá cambiar estas percepciones.