
Cómo es que Omar Mateen, el autor de la masacre de Orlando, un hombre al que el FBI había investigado en dos ocasiones y sobre el que pendían acusaciones de violencia doméstica, tenía licencia para portar armas?
¿Y cómo con esos antecedentes pudo haber comprado armas por la vía legal, incluido posiblemente el fusil AR-15 que utilizaría después en el ataque?
Las preguntas siguen sin respuesta y no hacen más que aumentar la indignación ante uno de los tiroteos masivos más sangrientos de la historia reciente de EE.UU.
"(Mateen) había estado en el radar del FBI", reconoció a la prensa Ronald Hopper, agente especial del Buró Federal de Investigaciones, el mismo día del incidente.
