Dice un adagio: “lo que bien se aprende no se olvida”, y es cierto, en especial si lo hacemos con amor o pasión. Como periodista que he sido por más de 20 años he disfrutado el oficio de escribir, analizar temas y hablar al publico; así como elaborar otros tipos de proyectos para la televisión, la radio y empresas u organizaciones privadas. A la luz de los años reafirmo que en su momento hice la mejor elección universitaria .

Por tres años he estado relativamente ausente de mi ecosistema primario; sin embargo, al regresar a tierra dominicana mi primera visión fue aglutinar un equipo de trabajo y desarrollar varios proyectos. De ahí que vuelvo a afirmar que cuando hacemos lo que amamos somos altamente productivos y eficientes.

Volver sobre nuestros pasos laborales es como montar bicicleta, pero aun mas fácilmente. Si en el proceso caemos de igual manera nos levantamos y seguimos andando con el firme objetivo de llegar a nuestro destino y divertirnos en el proceso. Sé que a veces el miedo nos paraliza, y eso es bueno, porque entonces retrocedemos un par de pasos para observar y ser tan cautelosos como sea necesario y así garantizar el éxito de nuestras metas.

Sin importar cuáles sean esos objetivos o proyectos se hace preciso confiar en esos conocimientos aprendidos y ejercidos, así como en nuestros instintos. Paulo Coelho recomienda en su libro “El Alquimista” que debemos escuchar nuestro corazón y que si así lo hiciéramos podríamos encontrar nuestro tesoro.

Ojalá más y más personas seguir nuestro corazón y sentimientos, nuestros sueños y metas. Si así lo hiciéramos al menos seríamos más felices.