
Las mejores historias deportivas tienen un notable nadir, un bajón definible del cual surge una grandeza inesperada.
Para los Guardianes de Cleveland del 2025, llegó el 6 de julio, cuando estaban a un strike de vencer a los Tigres, líderes de la división, y romper una racha de nueve derrotas seguidas, sólo para permitir de alguna manera siete carreras en las novena y décima entradas y perder por 7-2, cayendo a una diferencia máxima de 15 1/2 juegos de Detroit en la División Central de la Liga Americana.
"Un golpe duro", lo calificó el manager de los Guardianes, Stephen Vogt, en ese momento. "Desgarrador. Desgarrador”.
¿Y ahora? Hacen historia.
Con su emocionante victoria por 5-2 sobre el reinante Cy Young de la Liga Americana, Tarik Skubal, y los Tigres el martes por la noche en el Progressive Field, en medio de un impresionante repunte con marca de 17-5 en septiembre. Los Guardianes han borrado esa desventaja de 15.5 juegos, empatando a los Tigres en la cima de la división. Si Cleveland, que ahora tiene el desempate sobre Detroit, puede terminar el trabajo, romperá el récord establecido por los “Milagrosos Bravos de Boston” de 1914 (15.0 juegos) por el mayor déficit superado por un campeón de liga o división en una temporada.
Sólo en este mes, los Guardianes estaban a 10.5 juegos de los Tigers al llegar al 1ro de septiembre a 11.0 al iniciar la jornada del 5 de septiembre. El mayor déficit superado justo en septiembre por un eventual campeón de liga o división ocurrió cuando los Cardenales estaban a 8.5 juegos, pero aprovecharon el colapso de los Filis para ganar el banderín de la Liga Nacional en 1964.
Conocemos el resultado de los Bravos de 1914 y los Cardenales de 1964.
Ambos lo ganaron todo.
La historia de los Guardianes, mientras tanto, aún se está escribiendo. Les quedan dos partidos contra los Tigres el miércoles y el jueves, y luego cerrarán la temporada en casa contra los Rangers con tres partidos este fin de semana.
Ya, sin embargo, los Guardianes — detrás de su sensacional superestrella dominicana José Ramírez (quien podría ser un favorito para JMV de la Liga Americana si la votación la realizaran los analistas económicos en lugar de los periodistas deportivos), los fantásticos finales ofensivos del receptor Bo Naylor y el novato recientemente ascendido C.J. Kayfus – más un experimento con una rotación de seis abridores que ha dado resultados bien buenos – han forjado su propio lugar maravillosamente extraño en la historia del béisbol.
La División Central de la Liga Americana ahora se une a las otras cinco divisiones al ver un club en la cima desperdiciar una ventaja de 5.5 juegos o más en una campaña.
Según el Elias Sports Bureau, eso nunca había sucedido en ninguno de los años anteriores de la era de seis divisiones (también conocida como la Era del Comodín), que comenzó en 1994.
Detroit ahora está sintiendo el dolor de los Yankees (8.0 juegos) en el Este de la Liga Americana, los Mets (5.5) en el Este de la Nacional, los Cachorros (6.5) en la Central de la Nacional y los Astros (7.0) en el Oeste de la Americana. Ahora, los Tigres esperan terminar como los Dodgers, que perdieron una ventaja de 9.0 juegos ante los Padres en el Oeste de la Liga Nacional, pero que ahora se acercan a otro título divisional.
Los diversos formatos del Comodín se prestan naturalmente a la locura de final de temporada. Mientras más turbias estén las aguas y más bajo sea el estándar para entrar a octubre, el escenario se presta para más sorpresas de septiembre.
En un deporte con enormes disparidades en las nóminas, esas sorpresas son una característica, no un defecto del sistema.
Pero eso sólo hace que lo que los Guardianes han logrado sea más notable.
Porque ésta es una lucha divisional a la antigua contra un verdadero rival… sin mencionar las matemáticas reales.
Incluso en esa coyuntura del 6 de julio que mencionamos, las probabilidades de los Guardianes de llegar a los playoffs, calculadas por FanGraphs, eran del 5.6%. Sus probabilidades de ganar la Central de la Liga Americana, por otro lado, eran de apenas el 0.2%.
A pesar de todo, los Guardianes tenían un lema:
“Puedes ganar, debes ganar, ganarás”.
No, esperen, disculpen, ése era el lema inculcado en los Bravos de 1914 por su manager George Stallings, conocido como un capataz de temperamento fuerte.
Stallings también era una especie de genio del béisbol. Resucitó a su equipo de la Era de la Bola Muerta con su ingenioso uso de rotación de jugadores que consiguió a duras penas ese resultado milagroso de una alineación que, a pesar de la presencia de los futuros miembros del Salón de la Fama Johnny Evers y Rabbit Maranville en el medio del cuadro, estaba compuesta en gran parte por jugadores de rol.
Los Bravos operaban bajo una regla de hierro.
“Teníamos que mantenernos dentro de la ley”, comentó una vez Maranville, “mantenernos fuera de la cárcel y estar listos para jugar”.
La historia de los Guardianes del 2025 se hace aun más asombrosa por el hecho de que dos de los lanzadores clave del club están siendo investigados por posiblemente infringir las reglas del béisbol, con el gran cerrador dominicano Emmanuel Clase y el prometedor abridor y también quisqueyano Luis Ortiz siendo colocados a mitad de campaña en una licencia remunerada no disciplinaria, mientras MLB continúa una investigación relacionada con las apuestas deportivas.
Y aunque algunos podrían disputar la frase “vendedores de verano” con respecto a estos Guardianes, dado que no apretaron el gatillo ante propuesta alguna de cambio que involucrara al estelar jardinero Steven Kwan, el club sí cambió a su lanzador más pulido, Shane Bieber (quien, hasta ese momento, todavía estaba recuperándose de una cirugía Tommy John y todavía no había lanzado en las Grandes Ligas esta temporada), a los contendientes Azulejos por alivio salarial y un prospecto.
Sin duda, no fueron compradores.
Al entrar en septiembre, si te hubieran dicho que este equipo, con un diferencial de carreras profundamente en números negativos y un OPS colectivo empatado con el de los Piratas en el fondo de MLB, sería un contendiente no sólo por un título divisional, sino posiblemente por un pase directo a la Serie Divisional, tampoco te lo creerías.
(Dato curioso: Los Guardianes están tratando de unirse a los Gigantes de Nueva York de 1951, los Bravos de 1982 y los Dodgers del 2017 como los únicos equipos en llegar a la postemporada a pesar de una racha de 10 derrotas en algún momento del año).
A fin de cuentas, Cleveland lleva bastante tiempo creando resultados impresionantes con rosters que no son ideales.
Los aficionados se frustran comprensiblemente con la lucha del club por desarrollar a bateadores de poder y la falta de voluntad para pagar por ese poder externamente. Aun así, desde el 2013, esta franquicia tiene el tercer mejor porcentaje de victorias en MLB, sólo por detrás de los Dodgers y los Yankees, y tiene el potencial de llegar a los playoffs por octava vez en ese lapso de 13 temporadas.
Eso también es una especie de milagro matemático.
Al igual que los Bravos de 1914, los Guardianes construyen sus alineaciones en torno al concepto de la ventaja del “pelotón” (dividir tiempo de juego basándose en enfrentamientos zurdo/derecho, y viceversa) y confían en una base de pitcheo y defensa. Y así como los Bravos de 1914 se aprovecharon de que los Gigantes de Nueva York desperdiciaran su enorme ventaja, los Guardianes han recibido mucha ayuda del vertiginoso declive de Detroit, que es, por supuesto, otra historia completamente diferente.
Cleveland tiene posibilidades de crear una historia similar a aquella de Boston que tanto cautivó al deporte hace más de un siglo.
Ahora, son los Guardianes del 2025 los que se están haciendo un nombre. Han convertido una temporada “desgarradora” en una “histórica”.
Y la mejor parte de su historia es que ahora continúa.
Tomado de MLB.com