Cómo ganar la Presidencia

Cómo ganar la Presidencia

Cómo ganar la Presidencia

Frederich E. Bergés

El portal Macat International publicó una serie de recomendaciones derivadas de los pensamientos de grandes filósofos y pensadores universales que, en su opinión, si son seguidos por los candidatos presidenciales, podrían ayudarles de manera significativa alcanzar la primera magistratura.

La primera recomendación viene de Platón, pensador griego, padre de la filosofía, quien recomienda a los políticos adentrarse en el estudio de las humanidades, las ciencias sociales, incluyendo la propia filosofía, como medio de entender mejor a sus electores.

La segunda recomendación proviene del estratega político Macchiavello, autor de la obra literaria El Príncipe, quien recomienda actuar como moralista, pero sin apegarse demasiado a la definición convencional de la honestidad.

Una tercera recomendación nace del pensamiento del sociólogo y organizador burocrático Max Weber, quien aboga porque que el político moderno no puede carecer de carisma, aquel don que contribuirá a que los votantes se identifiquen con él y sus apasionantes defensas de sus creencias.

La cuarta recomendación nace de otro gran filósofo, Aristóteles, quien recomienda estudiar las acciones de personas virtuosas y seguir sus ejemplos.

Finalmente, cita al afamado general guerrero chino SunTzu, autor del manual El Arte de la Guerra, quien aboga por el conocimiento completo del adversario, sus debilidades y fortalezas, acompañándose del mejor equipo para llevar a cabo su campaña.

Visto quien surja electo en las próximas elecciones, sea en primera o segunda vuelta, tendrá que enfrentar una nación políticamente muy dividida y con grandes secuelas de una pandemia que no presenta fin, todos estos consejos tendrán que ponderarse.

Tenemos un déficit fiscal enorme y sin visos de una reforma fiscal; una moneda cuyo tipo de cambio se desliza por el aumento del circulante y la sequedad en las fuentes de divisas;una situación de deuda publica en niveles nunca vistos.

A todo lo anterior le agregamos las presiones sociales, baches en los sistemas educativos y de salud, y tenemos una situación que más que filosofías y pautas técnicas, exige unidad nacional, líneas claras de acción y una decidida conducción de la cosa pública.