¿Cómo es un funeral de Estado para un Papa? El caso de Francisco y la organización diplomática internacional
Santo Domingo.– La reciente muerte de Su Santidad el Papa Francisco ha sacudido al mundo católico y a la comunidad internacional.
Como jefe de Estado del Vaticano y máxima autoridad de la Iglesia Católica, su fallecimiento activa un complejo y milenario protocolo conocido como “Interregno”.
El historiador y diplomático dominicano Miguel Reyes Sánchez, experto en la Santa Sede, explicó en detalle las etapas de este proceso y la dinámica diplomática que acompaña el funeral papal.
Protocolo ante la muerte del Papa
Cuando muere un Papa, el primer paso es confirmar oficialmente su fallecimiento mediante un ritual solemne.
En este caso, Francisco habría fallecido a las 5:35 de la mañana, pero no fue sino hasta las 7:45 que se declaró formalmente la «sede vacante», es decir, el período en que la Iglesia queda sin pontífice. Este acto requiere romper el anillo papal que simboliza la autoridad del Papa, aunque en el caso de Francisco, quien rara vez lo utilizaba, debió ser retirado de su resguardo.

Una vez confirmada la muerte, el camarlengo, actualmente el cardenal Kevin Farrell, asume el gobierno interino del Vaticano. En paralelo, se sellan los apartamentos papales (en este caso, dos: el de Santa Marta, donde residía, y el tradicional de los pontífices) junto a un notario público italiano y tres cardenales.
Esto garantiza la protección de documentos y bienes personales hasta la llegada del nuevo Papa.
Embalsamamiento, velatorio y funeral
El cuerpo del Papa debe ser embalsamado y expuesto en un máximo de 24 horas, para que los fieles puedan rendir homenaje.
Francisco, conocido por su humildad, había solicitado un funeral sencillo, y así fue respetado en buena parte: ataúd único de madera sin pintar, sin exposición en el cadalso y sin los tradicionales tres féretros.
Sin embargo, se observaron ciertas contradicciones: aunque él prefería zapatos ortopédicos negros, en el velatorio se le colocaron los tradicionales zapatos de charol, lo cual fue interpretado por algunos como una imposición protocolar más allá de sus deseos.

Un funeral de Estado
Además de la dimensión religiosa, el funeral de un Papa es también un evento diplomático de primer nivel.
Se trata del funeral de un jefe de Estado, lo que implica la participación de líderes mundiales. En este caso, más de 60 mandatarios confirmaron su presencia.
La delegación de República Dominicana está encabezada por el presidente Luis Abinader, acompañado de la primera dama Raquel Arbaje, el presidente de la Cámara de Diputados Alfredo Pacheco, el embajador ante la Santa Sede Víctor Grimaldi y el embajador en Italia, Rafael Antigua.

Según Reyes Sánchez, cada país solo puede llevar una comisión de cinco personas, quienes tienen asignados asientos especiales dentro del protocolo vaticano.
Las delegaciones se organizan por orden alfabético y se colocan en un lugar estratégico del recinto sagrado.
Aunque el carácter religioso del evento es indiscutible, en el contexto del funeral de Estado, la prioridad la tienen los jefes de Estado, por encima incluso de las órdenes religiosas presentes.
El legado de Francisco
Para Miguel Reyes Sánchez, el Papa Francisco representa un cambio profundo en la historia de la Iglesia: “Fue un Papa humilde, jesuita, que hizo votos de pobreza y vivía como tal. Donaba su sueldo y nunca hizo ostentación de su poder. Fue cercano a los pueblos latinoamericanos y su visión progresista no siempre fue bien recibida por sectores conservadores dentro del Vaticano”.
Francisco también tuvo una relación compleja con su país natal, Argentina.
Su distanciamiento con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue público. No volvió a visitar su patria, pero la recibió en el Vaticano con respeto.
El actual presidente argentino, Javier Milei, quien fue uno de sus críticos más acérrimos, decretó siete días de duelo nacional en su honor, lo que ha sido interpretado como un acto de reconciliación póstuma.
La última autoridad internacional que fue recibida por Francisco en vida fue el vicepresidente de Estados Unidos, cerrando así un ciclo diplomático lleno de contrastes, gestos de apertura y reformas en medio de una institución milenaria.
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