*Por Luis Manuel Tejada
El derecho al voto del dominicano en el exterior, otorgado mediante la Ley No.20-23, es como la espada de Damocles para los aspirantes a la reelección a la presidencia de la República.
Los dominicanos residentes fuera del país tienden a ser más exigentes que los que se quedaron aquí. Además de que se maneja mucho por la nostalgia, este voto no depende de dádivas, favores o influencias directa o indirectamente, para obtener beneficios personales.
Es un votante que demanda mayor inversión del Estado en beneficios para el del exterior, más seguridad para sus inversiones y durante su estadía en el país.
Aunque el gobierno actual ha dado algunos pasos en esa dirección, no es suficiente, ni se corresponde con el nivel de ingresos recibidos a través de las remesas y otros envíos, los
cuales estabilizan el presupuesto para los dominicanos del patio.
A esto podemos agregar la deficiencia e inoperancia de los diputados del ultramar que, a pesar de haber sido beneficiado solo el PRM, estos no han demostrado interés ni capacidad en legislar a favor de la diáspora.
Haciendo la comparación entre las dos últimas elecciones (2016 y 2020), vemos que la baja participación de los dominicanos en el exterior es similar. La votación en las elecciones del
2020, fue de un 21.79% (129,842, del total de 595,879 inscritos para votar).
Esta baja participación, además de haber sido afectada por la pandemia del COVID-19, arrastraba esa política de desgano y desprecio tradicional de los gobiernos hacia los dominicanos residentes en el exterior; sin mucha diferencia con las elecciones de 2016, la que alcanzó un 49.3% (189,570), de los 384,523 total inscritos.
En esta ocasión, daban un voto de confianza al PLD, tanto en la presidencia como para las diputaciones.
En las elecciones de 2020, con menos votos, este importante sector de la población, decidió cambiar la dirección del gobierno y de los diputados del ultramar.
Aunque el presidente Luis Abinader se mantiene delante en las encuestas hacia la presidencia, no parece reflejarse esa dinámica en las aspiraciones de los diputados de
ultramar, los cuales, desacreditados de hecho, no ofrecen ningún tipo de ayuda a su presidente.
En la misma situación están los aspirantes del PLD y la Fuerza del Pueblo a sus partidos.
Pese a que la Junta Central Electoral ha hecho esfuerzos de empadronamiento, y ha logrado aumentar el número de inscritos hasta 855,000, esto no garantiza que el porcentaje aumente en las próximas elecciones del 19 de mayo de 2024. Mis dudas están en que la JCE no ha tomado en cuenta otros factores que empujan el abstencionismo.
Entre los factores adversos podemos mencionar, por ejemplo, las condiciones geográficas, lugares y horarios de trabajo, transportación y cercanía de los votantes. Si les importara el
voto más que las remesas, los gobiernos adoptaran un presupuesto diferente y más ambicioso, que permita un mayor acceso.
Sabemos que la gran mayoría trabaja, miles viven retirados, personas discapacitadas recluidas en asilos y edificios para personas mayores, los cuales no pueden asistir a los centros de votación establecidos y padres con niños que no
pueden dejarlos solo en sus viviendas.
Esto demanda la modificación del método de votación presencial, agregando el ejercicio por correo o virtual. Esto le permitiría a cualquier dominicano, sin importar qué tan lejos viva en cualquier rincón del mundo, ejercer ese derecho.
Pienso que, a pesar del esfuerzo de empadronamiento, en el extranjero podría no producirse ese aumento porcentual esperado por parte de JCE, comparado con el nivel de
empadronados.
Debo añadir que las medidas tomadas por el Gobierno, sobre el programa de salud Senasa y la apertura del Banreservas, no satisfacen las demandas de los dominicanos en el exterior, puesto que dichas medidas se ven opacadas por los aumentos en las tarifas de los servicios consulares y pasaportes.
El Gobierno debe implementar un plan que cautive a los dominicanos en el exterior, que incluya seguridad en la inversión y de bajo costo, reducción de impuestos en la adquisición
de una vivienda, reducción del costo de los pasajes aéreos, descuentos en las reservaciones de hoteles y resorts, eliminación de los 10 dólares de impuestos en el aeropuerto, mayor porcentaje de beneficios para los ahorros en dólares en el Banreservas y, por último, eliminación de la restricción establecida en la Ley núm. 20-23, Orgánica del Régimen Electoral.
Esta prohíbe la asociación en agrupaciones y movimientos políticos para la elección de diputados, dándole ese beneficio solo a los partidos políticos y a los movimientos y agrupaciones a nivel nacional.
Esta disposición de la ley es excluyente contra los dominicanos residentes en el extranjero. De no entender esta dinámica, podría romperse el hilo que sostiene la Espada de Damocles sobre su cabeza.