Nuestra isla tiene un territorio de 76.480 km². Cuba es mucho más grande. Y en este territorio existen dos Estados: Haití y República Dominicana.

Los problemas que enfrentamos ambas naciones no permiten la solución de los mismos en una de las partes sin su solución en la otra parte. Algunos de esos problemas son sumamente graves.

 La recuperación y preservación del medio ambiente no es posible sin una política insular. La salud pública, especialmente en los temas de prevención y erradicación de epidemias sin pensar en la isla como una totalidad.

La seguridad estatal frente a cuestiones relacionadas con narcotráfico, tráfico de personas y armas debe ser controlado en las costas y el espacio aereo.

La invesión para el desarrollo que corregiría la desigualdad existente entre Haití y República Dominicana, ordenando la emigración ilegal y transformando la frontera en un espacio de desarrollo.

 Frente a esos problemas es menester ir pensando en la constitución de Ministerios de carácter insular, sin descuidar cada parte sus responsabilidades propias con su población. Tendriamos cuatro grandes organismos:

Ecología, Salud Pública, Seguridad Insular e Inversión para el desarrollo que estaría a cargo de dos responsables haitianos y dos dominicanos, rotativos, cada 4 años, con presupuestos compartidos por cada Estados -incluidos fondos internacionales- y oficiales responsables de ambas naciones con jurisdición insular.

 Lejos de afectar nuestra soberanía, este tipo de estructuras fortalecería la prosperidad de ambos pueblos y colaboraría a una mayor armonía entre las dos sociedades, recudiciría los gastos en dichos temas de ambos Estados y promovería el comercio mutuo y con el exterior.