A la crisis por la propagación del nuevo coronavirus Covid-19 se le suma la incertidumbre creada por la desinformación generada por irresponsables, a la resistencia a acatar las medidas de aislamiento y al desconocimiento por parte de muchos pacientes de cómo actuar en situaciones de sospecha.
Las personas están sometidas a un bombardeo de informaciones falsas, que a veces le hacen dudar o le dificulta identificar la verdad.
Ese fenómeno ha creado una especie de estado de terror en una parte de la población, que se convierte en pánico cuando alguien siente algunos de los síntomas del Covid-19 y no recibe las orientaciones adecuadas de parte de personal médico autorizado.
También hay una serie de procedimientos nuevos o facilidades nuevas, pero que los pacientes desconocen la forma de acceder a ellos.
Por ejemplo, sería bueno que la gente supiera con claridad qué hacer si siente síntomas o estuvo en riesgo de contraer el síntoma y requiere de unas pruebas rápidas de Covid-19.
Igualmente se hace necesario un acompañamiento personalizado a los que están en aislamiento domiciliario, lo cual es cada vez más complicado debido al aumento del número de casos.
Hay que quitar la presión adicional para enfocarnos en la médula de la crisis sanitaria.