El colesterol es una sustancia cerosa que corre en la sangre y que forma parte de las membranas celulares y cuya función es ayudar la síntesis de algunas hormonas, de la bilis y del tejido nervioso entre otras.
Cuando los niveles se elevan fuera de lo normal constituye un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares.
Ese aumento puede ser multifactorial, siendo la alimentación uno de los factores a vigilar.
También hay otros aspectos para reducirlo que abordaremos mas adelante. Si nos enfocamos en la modificación de lo que comemos para reducir los niveles del malo se deben vigilar ciertos alimentos.
Los lácteos enteros, ricos en grasas saturadas, que contribuyen con el aumento del colesterol. Si bien no intervienen tanto en la subida como otros alimentos se recomienda seleccionar lácteos semidesnatados o desnatados enriquecidos con vitaminas liposolubles.
Las carnes rojas, ricas en colesterol y grasas saturadas deben ser consumidas con moderación y preferiblemente elegir cortes magros; eliminar toda la grasa posible.
Embutidos, ricos en grasas saturadas y colesterol además que disminuyen el colesterol bueno (HDL) y aumentan el colesterol total en la sangre, es decir que su consumo incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades coronarias.
Las vísceras aportan vitaminas A, D, y B12 y minerales como cobre y potasio, pero también son ricos en colesterol y grasas saturadas por lo que se recomienda mucha moderación al igual que con los productos azucarados, muy procesados, y con grasas saturadas y trans.
El exceso de azúcar, que por demás es adictiva, facilita que el colesterol malo LDL sea más agresivo. Si quieres aprender más sigue esta columna o regístrate para un seguimiento personalizado.