La falta de sensibilidad de un ser humano hacía otro que se encuentra en una situación adversa se produce a todos los niveles, sin excepciones, pero en personas a quienes Dios les ha dado la oportunidad de obtener un título universitario en carreras profesionales de ámbito social como la medicina, la comunicación, el derecho, entre otras, siempre deben de tener bien claro cuál es su llamado: el de servir y ayudar con honor y respeto a los demás.
En diversas ocasiones he escuchado mencionar que los médicos y los abogados viven «de la desgracia de los demás», en cierta forma se podría decir que sí, pues cuando nos aqueja una enfermedad o cuando nos vemos envueltos en algún conflicto jurídico sin duda alguna que nuestras fuerzas y ánimos se nos pueden derrumbar.
“En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia», parte del juramento Hipocrático.
El problema ocurre cuando una persona que es llamada a socorrer a las personas, decide colocar el dinero por encima de los valores humanos…
En lo que se refiere a mi área de acción, el derecho, siempre he creído que el rol que dignamente se debe jugar ante la comunidad es el de buscar la armonía social, la solución de los conflictos sin mayores traumas y luchar por la equidad entre los hombres.
Un ejemplo de codicia versus valores se produce con el divorcio. En las aulas siempre se nos enseña que antes de pedir la documentación a un cliente para hacer una demanda de divorcio por cualquier causa, se debe de tratar de que la ruptura no se materialice, y esto tiene su lógica, puesto que cuando ocurre un divorcio, en la mayoría de los casos no solo ocurre una separación de dos personas, sino, la separación de padres e hijos o una familia. Muchos de los que dignamente ejercemos esta carrera nos olvidamos de este paso tan importante y sensible y preferimos un bien económico en vez de tratar de llevar orientación.
“Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males, el cual, codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”, 1 Timoteo 6.10
Para terminar, creo que lo mejor es tener la conciencia tranquila y que sin importar el área en la que nos desempeñemos siempre veamos al próximo por encima de cualquier remuneración.