El país se encuentra atacado, al mismo tiempo, por una coalición de enfermedades que podrían arrodillar a todo el sistema de salud.
En ese orden hay un rebrote del Covid-19, casos innúmeros de influenza, pacientes, sobre todo niños, afectados por el dengue. Además, algunos casos de cólera y otros postrados por la viruela del mono, renombrado recientemente por la Organización Mundial de la Salud con el término de ‘mpox’.
No contamos, desafortunadamente, con un sistema efectivo de blindaje contra el dengue, y periódicamente nos vemos bajo esta inquietante amenaza. Sobre todo, los más afectados son los habitantes de los barrios vulnerables.
A los hospitales y clínicas privadas llegan a diario una cantidad importante de pacientes con los síntomas de la influenza, de neumonía, de gripes aparentemente ligeras y que terminan diagnosticados como Covid-19.
Hay temores ciertos, pero las autoridades de salud no quieren recurrir al uso obligatorio de mascarillas. Estamos a final de año y todo indica que es mejor tomar decisiones de bajo perfil para no alarmar a la población.
Ante esta coalición de enfermedades, las familias dominicanas no deben esperar. Las poblaciones vulnerables deben mantenerse vigilantes.
El pueblo, en sentido general, tiene el compromiso de convertirse en el mejor guardián de la salud de los niños, ancianos y adolescentes. El país necesita tener un diciembre alegre, apacible, de gran armonía social; y que se logre es un compromiso de todos.