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Clarísimo

Hay verdades parciales que funcionan como los relojes de sol, que de noche son inútiles. Una es que sin subsidios sociales es imposible sacar a los marginados de la pobreza, porque siempre habrá en todo grupo social una franja de inútiles, zánganos o vagos. Las ayudas puntuales son necesarias excepcionalmente, como en tiempos de pandemia u otros momentos inusuales.

Pero ninguna economía pobre deja de serlo si, en vez de dedicar sus mayores esfuerzos a crear riqueza, las políticas públicas se orientan a redistribuir mediante el gasto público lo poco que hay.

El milagro dominicano, seis décadas de crecimiento y estabilidad con democracia, asombra porque ha ocurrido con uno de los más deficientes sistemas eléctricos de Latinoamérica.

Hay que imaginar cuánto más habríamos progresado si los miles de millones de dólares dedicados a subsidiar las EDE hubiesen sido gastados en inversiones de capital o salud pública. La larga data del problema confirma que no hay un solo responsable, aunque sí por omisión al no aplicarse el mismo sentido común empresarial que manda la cordura.

Nada es tan complicado que no pueda explicarse o arreglarse. Las EDE están quebradas porque aunque cobran más del 90 % de lo facturado, casi la mitad de la energía que compran a los generadores no es facturada ni cobrada.

Sin contadores que midan el consumo es imposible facturar correctamente y mucho menos cobrar.

Esa gestión es responsabilidad exclusiva de las EDE, no de un pueblo obligado por esa ineficacia a robarse la luz o quedarse sin ella (cuando hay). Es clarísimo que de noche un reloj de sol nunca funcionará (y que a Claro le pagan hasta los zánganos…).

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José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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