Civilización y barbarie

Civilización y barbarie

Civilización y barbarie

Mientras se desplazaba por la avenida George Washington, en el entorno de la Ciudad Colonial, un minibús fue golpeado por una patana.

Hasta aquí podemos hablar de un hecho común en las calles y las carreteras del país.
Pero el suceso que nos ocupa, ocurrido en la tarde de ayer, tuvo de particular que se trataba de un transporte escolar.
Y de acuerdo con información suministrada desde el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1, cuatro niños resultaron afectados o lesionados.

El hecho de que haya estado en riesgo la integridad de niños en un transporte escolar es en sí bastante como para causar preocupación, pero este caso estuvo rodeado de dos situaciones anómalas desde el punto de vista legal aunque parezcan regulares a la luz de lo cotidiano en nuestras vías públicas.

Según información, esta entidad de asistencia el transporte carecía del permiso para llevar niños estudiantes y el vehículo pesado, la patana, no debía estar siendo conducido por la avenida George Washington debido a una prohibición expresa.

Del hecho lamentable de que hayan estado en un grave riesgo los niños transportados en el minibús pasamos a la concurrencia de dos violaciones a normas establecidas por la ley o por una autoridad de tránsito.

El año escolar, como sabemos, está a la mitad y de no haber sido por el accidente de tránsito de ayer nadie se hubiera enterado de que el emprendedor, o la emprendedora, que conducía el minibús lo hacía en la más absoluta informalidad a pesar de que por lo menos una autoridad ha establecido los requisitos para vender este servicio con algunas garantías de seguridad.

Ignorar las reglas es parte de las grandes dificultades halladas por quienes salen a las calles porque están obligados, no por el deseo de estar en medio, y se encuentran con la peculiar manera de conducir y con las violaciones a las que muchas veces hay que sumarse para no ser atropellado.

La regla para todos es la vía de la civilización. El caos para todos es la barbarie.



El Día

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