Circo a la vista, sin olvidar el pan bien amasado

Circo a la vista, sin olvidar el pan bien amasado

Circo a la vista, sin olvidar el pan bien amasado

Periodista Luis García

Mientras, al filo de la medianoche del domingo 5 de julio pasado, Luis Abinader pronunciaba un discurso de agradecimiento con motivo de su virtual conquista de la Presidencia de la República, en la boleta del Partido Revolucionario Moderno (PRM), era constantemente interrumpido por voces que pronunciaban la expresión “es presos que los queremos”.

La frase aludía a funcionarios del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), quienes a partir del próximo 16 de agosto tendrán que dejar el poder tras la derrota electoral de esa organización política. Muchos de los triunfadores son de opinión que una parte de éstos debe ser sometida a la justicia por presunta corrupción administrativa.

Aún más, ya han surgido amenazas de “hacedores de opinión pública” de que si no han sido depositados expedientes por ante la jurisdicción penal, entonces convocarían a la población a las calles a marchar en procura del enjuiciamiento político.

La realidad es que el PRM se estrenará en la dirección del Estado en medio de una situación económica difícil, agravada debido a la crisis sanitaria derivada de la pandemia generada por el coronavirus Covid-19. La incertidumbre constituye el común denominador en la sociedad dominicana.

Durante los últimos cuatro meses la economía dominicana ha estado prácticamente paralizada, por lo que se requerirá de mucha creatividad para alcanzar su recuperación, en momentos en que persiste la amenaza del nuevo coronavirus, al punto que existe el temor del colapso del sistema hospitalario en vista el incremento de los contagios. El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pronosticado un crecimiento para la República Dominicana de -1% y el Banco Mundial proyecta un 0%.

La nueva administración gubernamental tendrá que manejarse con extrema destreza para equilibrar el cuidado de la salud de la población y el funcionamiento de la economía, especialmente actividades como el turismo, la industria, la agropecuaria y el comercio.

La clase media constituyó el motor que impulsó el triunfo del presidente electo Abinader, un estrato social exigente, que de seguro procurará, a partir de enero del año 2021, el cambio prometido por el líder del PRM durante su campaña electoral. El problema está en que no hay mucha cosa que dar y, por el contrario, tendrá que meterse las manos en los bolsillos debido a la inminente reforma tributaria.

El dilema del joven mandatario estaría en que a la falta de pan, podría procurar el circo político, a fin de ganar tiempo. Hasta el momento, la seducción por el circo parece ser el camino que tomarán los nuevos inquilinos de la Casa de Gobierno.

A través de la historia se conoce que en la Roma Imperial se organizaban grandes espectáculos, consistentes en combates de gladiadores, carreras de cuádrigas, luchas de fieras, reparto de alimentos y representaciones teatrales, entre otras actividades, que envolvían al pueblo en una sórdida locura de borrachera emocional, cuya estrategia era que se olvidase de las grandes tareas de los gobernantes en procura del bienestar colectivo. Se trataba de “panem et circenses”, que traducido al español significa pan y circo.

El deber moral del gobierno de Abinader es llevar a la cárcel a los corruptos, si los hubiere, sin perder de vista que finalizada la tradicional luna de miel, esa misma clase media, que lo montó en el carro del poder, le reclamará también un pan bien amasado y con trigo de excelente calidad, diferente al que él prometió sustituir desde el solio presidencial.



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