- Publicidad -

Cierre poros del suelo provoca saturación agua

  • El llenado de agua de áreas de gases es lo que ocasiona las riadas. Pendientes. Las escorrentías se vuelven peligrosas cuando se acumulan sobre suelos saturados.

Zonas urbanas  más susceptibles  por ser  las más  impermeabilizadas con asfalto y concreto.
Zonas urbanas más susceptibles por ser las más impermeabilizadas con asfalto y concreto.

Santo Domingo.-La ocurrencia de persistentes lluvias como las de los últimos días generan saturación de los suelos, las cuales obedecen al llenado de los poros o espacios de aire por agua, entre las partículas que componen ese ecosistema.

Por ser el suelo una capa superficial de la tierra formada por minerales, materia orgánica, agua, organismos vivos y aire, a través de estos últimos espacios se desplaza la infiltración de agua.

De acuerdo con el ingeniero Carlos Sanlley, director de la División de Investigación del Intec, en el subsuelo normalmente se observan dos zonas, una saturada de agua que es la capa freática, donde todos los poros y espacios disponibles están llenos de agua, y otra no saturada, que contienen aire o gases atrapados.

“Cuando ocurren precipitaciones, el agua cae sobre una superficie porosa la cual permite que la misma infiltre (se absorba). Esa agua se mueve por gravedad a ocupar los poros del suelo.

Una precipitación de duración o con suficiente volumen provoca que dichos orificios se llenen causando acumulación agua en la superficie creando charcos y escorrentías”, explicó el experto con maestría en ingeniería ambiental.

De ahí que, cuando ocurren múltiples eventos de precipitación en períodos cortos de tiempo, los suelos no pueden liberar el agua que han absorbido (sea como evaporación, percolación o influjo) y el encharcado en la superficie ocurre más rápido. Hablar de suelos saturados equivale a agua que no ha sido liberada de los poros.

Zonas perceptibles
Sanlley sostiene que las zonas urbanas son más susceptibles al encharcamiento porque la mayor parte del suelo está cubierto por material sólido, compactado e impermeable como concreto y asfalto.

El agua que cae sobre estos materiales no puede infiltrar al subsuelo entonces se mueve con la pendiente del suelo en forma de escorrentía.

Las buenas prácticas de diseño y construcción aseguran que toda superficie debe tener una pendiente que conduzca las escorrentías hacia sistemas de desagüe como los alcantarillados pluviales, externó el especialista.

“En Santo Domingo carecemos de un sistema de alcantarillado adecuado y la mayor parte de la ciudad solo cuenta con pozos filtrantes para deshacerse de las aguas pluviales. Esos pozos son orificios abiertos que conducen el agua hacia el subsuelo. El problema que ocurre es que demasiada agua trata de infiltrar por orificios limitados causando las inundaciones de las vías y aceras.

Los pozos infiltrantes son eficientes y pocos para toda el agua que se acumula, son altamente susceptibles a bloqueos por basura y sedimentos, y en muchos lugares el subsuelo al que drenan no es apto para infiltración, ejemplo es que conducen a piedra caliza”, detalló Carlos Sanlley.

Para él, es importante resaltar que no todos los suelos permiten el mismo tipo o volumen de infiltración y la cobertura de superficie es de gran importancia.

El concreto y asfalto no permiten infiltración, además los suelos que contienen arcillas, normalmente reaccionan físicamente con el agua formando grumos o mantas.

En áreas verdes mucha de la energía del agua se disipa mientras va moviéndose entre obstáculos como arbustos, árboles, grama, piedras, interactuando con los diferentes tipos de suelo que se encuentra durante su recorrido.

Superficies

— Las favorables
Los suelos con mucha gravilla y arena son buenos infiltrantes porque tienen espacio entre las partículas. Superficies cubiertas por vegetación con suelos de material orgánico son buenos reteniendo humedad y agua.

Etiquetas

Periodista con amplia experiencia en temas de medio ambiente y ciudadanía.

Artículos Relacionados