La carrera espacial de China es notablemente impresionante. Hace apenas unas décadas, el gigante asiático carecía de los recursos necesarios para competir con superpotencias espaciales como Estados Unidos o Rusia. Sin embargo, mediante una fuerte inversión económica, un equipo de ingenieros excepcionales y un trabajo meticuloso, aunque a menudo envuelto en secretismo, han logrado avanzar considerablemente, superando en muchos aspectos a la NASA y Roscosmos.
En los últimos años, China ha desarrollado un programa espacial integral que incluye lanzadores, sondas, naves, rovers y estaciones espaciales propias. Su destacado proyecto lunar incluye las impresionantes sondas Chang’e, que lograron el primer alunizaje controlado en 2013 y desde entonces han realizado exitosas misiones a la Luna en cuatro ocasiones. La más reciente de estas misiones pasará a la historia como la primera en traer muestras de la cara oculta de la Luna.
Hoy, 25 de junio de 2024, la sonda Chang’e 6 ha completado su viaje de 53 días al lado más desconocido de nuestro satélite natural. Lanzada el 3 de mayo, alcanzó la órbita lunar cinco días después y alunizó el 2 de junio. Durante esta misión histórica, recogió muestras por primera vez en la cara oculta de la Luna y las ha traído de vuelta a la Tierra. Como diría Julio César hace más de dos mil años: «Vine, vi y vencí».
La cápsula de retorno, que contiene muestras de regolito y rocas de la cara oculta del satélite, aterrizó en la estepa de Mongolia, al norte de China, mediante un aterrizaje controlado con paracaídas.
Los responsables de la misión han confirmado que la cápsula transporta aproximadamente dos kilogramos de materiales. Estas muestras fueron recolectadas en la Cuenca Aitken, una región cercana al polo sur de la Luna, donde estudios geológicos previos indican la presencia de algunos de los materiales más antiguos de la superficie lunar.
En estos momentos, las muestras recogidas están siendo transportadas hacia un laboratorio en Pekín para un exhaustivo estudio. Las autoridades chinas han asegurado que una vez completados estos análisis preliminares, las rocas estarán disponibles para investigadores de otros países que lo soliciten.
¿Pero por qué es tan importante contar con muestras de lado oculto de nuestro satélite? La respuesta a esta cuestión es muy amplia. Por primera vez contamos con muestras de la cara oculta, una región muy diferente a la que hemos explorado históricamente, por ejemplo con el programa Apolo que alunizó siempre en la cara visible. Además, el material recolectado podría proporcionar información sobre por qué los lados cercano y lejano son tan diferentes, y pistas sobre la historia del sistema solar primitivo.
Las dos caras de nuestro satélite son muy diferentes. Su formación y composición aún representan un misterio y analizar muestras reales de la cara oculta (en comparación con las que ya tenemos de la cara visible) nos podría brindar las claves de esa disparidad.
Pero también es un hito muy importante para el futuro. China se encuentra en una evidente carrera por llegar a esas regiones inexploradas, frente a la unión de NASA y SpaceX. La próxima misión lunar de China será la Chang’e 7 que se lanzará en 2026, y que será todo un reto en infraestructura espacial ya que incluirá un orbitador, un módulo de aterrizaje, una minisonda móvil y un rover. Más adelante, llegará una nueva misión de prueba de tecnología y uso de recursos in situ, con la Chang’e-8 seguirá alrededor de 2028… todo ello como preámbulo de la primera misión tripulada en la que China quiere poner a sus astronautas en la superficie antes de 2030.