Durante décadas, la capacidad de evaluar evidencias, sacar conclusiones y modificar creencias se consideró un rasgo distintivo del pensamiento humano. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Science demuestra que los chimpancés también son capaces de razonar de manera similar, ajustando sus decisiones según la calidad de la información disponible.
La investigación, liderada por Jan Engelmann, psicólogo comparativo de la Universidad de California en Berkeley, y realizada en el santuario de chimpancés de Ngamba Island en Uganda, reunió a un equipo internacional de especialistas en cognición animal de Estados Unidos y Europa. Su objetivo: comprobar si los chimpancés no solo interpretan señales del entorno, sino si también pueden revisar sus creencias cuando reciben nueva evidencia.
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Un experimento que desafía los límites de la inteligencia animal
Los investigadores sometieron a los chimpancés a una serie de pruebas cuidadosamente diseñadas. En una de ellas, debían elegir entre dos cajas: una mostraba un trozo de manzana a través de un panel transparente, y la otra solo emitía un sonido al ser agitada, insinuando que algo había dentro pero sin ofrecer una prueba visual.
Los resultados fueron reveladores. Los chimpancés que vieron la manzana eligieron directamente esa caja y mantuvieron su decisión, incluso cuando se les ofreció cambiarla. Por el contrario, los que inicialmente optaron por la caja ruidosa cambiaron su elección al ver la evidencia más sólida: la fruta visible.
Este comportamiento demostró algo más que simple aprendizaje: reveló una capacidad para evaluar la fuerza de la evidencia y ajustar las creencias en función de ella, algo que hasta ahora se pensaba exclusivo de los humanos.
Cambiar de opinión también es signo de inteligencia
En pruebas posteriores, los investigadores introdujeron variables más complejas. En una, los chimpancés solo podían ver rastros de comida detrás de una caja, mientras la otra producía un sonido más convincente al agitarse. Los animales respondieron de forma lógica: prefirieron la caja que ofrecía la pista auditiva más fuerte y modificaron su elección cuando aparecía una señal visual más clara.
Para Kristin Andrews, filósofa y experta en cognición animal de la City University of New York, estos resultados son emocionantes:
“Obtener esta evidencia tan clara de que los animales revisan sus creencias es muy emocionante. Nos obliga a reconsiderar lo que entendemos por pensamiento racional y conciencia en otras especies.”
Asimismo, Suzanne MacDonald, psicóloga comparativa de la Universidad de York, destacó que “por primera vez se demuestra que los chimpancés no solo forman creencias basadas en la evidencia, sino que las modifican según la solidez de esa evidencia, un rasgo de pensamiento realmente asombroso”.
Detección del engaño y reflexión activa
El estudio también exploró cómo los chimpancés reaccionaban ante situaciones de engaño. En una de las pruebas, los investigadores colocaron una imagen de una manzana detrás de un supuesto panel de vidrio. Al descubrir que era solo una fotografía y no una fruta real, los chimpancés cambiaron inmediatamente su elección hacia la otra caja.
En otra variante, los animales prefirieron la caja con la manzana visible, pero modificaron su elección cuando escucharon que una segunda pieza de fruta había sido colocada en el otro contenedor. Este comportamiento demuestra una forma de reflexión activa, donde los chimpancés procesan nueva información y ajustan sus decisiones de manera racional.
Implicaciones evolutivas y éticas
El antropólogo evolutivo Brian Hare, de la Universidad de Duke, considera que este tipo de hallazgos abre la puerta a nuevas investigaciones sobre el origen del pensamiento racional.
“El siguiente paso será probar esta habilidad en otras especies para entender en qué punto de la evolución surgió esta capacidad de revisar creencias”, señaló.
Los expertos también coincidieron en que los experimentos realizados en santuarios naturales, en lugar de laboratorios, representan un avance ético en la investigación con animales. Según Andrews, “existe una forma de hacer ciencia en la que todos ganan: los animales viven en entornos seguros y los científicos obtienen datos más reales y menos condicionados”.
Más cerca de lo humano de lo que se creía
Los resultados del estudio sugieren que los chimpancés poseen un nivel de sofisticación mental que rompe las barreras tradicionales entre el pensamiento humano y el animal. Su capacidad para evaluar pruebas, reconocer el engaño y modificar decisiones refleja una forma básica, pero real, de razonamiento reflexivo.
Como concluye Engelmann, “estos hallazgos nos recuerdan que la inteligencia no es un privilegio exclusivo de nuestra especie, sino un rasgo que compartimos en distintos grados con otros seres que habitan nuestro planeta”.
Este artículo fue publicado originalmente en El Día