SANTIAGO DE CHILE.-El presidente socialista Salvador Allende pudo haber sido asesinado, según material inédito revelado el lunes por la televisión estatal, que contradice la versión oficial del suicidio instalada por la dictadura del general Augusto Pinochet.
El forense uruguayo Hugo Rodríguez analizó el material y concluyó que Allende recibió dos disparos, uno de un arma de bajo calibre y un segundo de un fusil de guerra.
El programa de investigación periodística «Informe Especial», de Televisión Nacional, exhibió un informe judicial que contiene peritajes balísticos y dactiloscópicos, testimonios y la autopsia, elaborado el mismo día en que murió Allende, durante el golpe del 11 de septiembre de 1973.
Los restos de Allende fueron exhumados el lunes pasado para aclarar las verdaderas causas de su deceso. Rodríguez, tras analizar el expediente de la autopsia, declaró a «Informe Especial» que, «encontramos dos patrones… diferentes, uno el que deja una bala con efecto explosivo de un arma de guerra, y otro, el que deja una bala de menor velocidad».
«Es perfectamente planteable que fue otro disparo, y si fue otro disparo, fue antes», afirmó el médico, director del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de la República, es decir, el cráneo recibió primero la bala pequeña y luego la de guerra.
El médico dijo que el fragmento óseo descrito en la autopsia oficial con restos de un orificio de salida de bala «es clave» para resolver la muerte de Allende.
Empero, durante una exhumación nocturna, sin peritos, y con funcionarios de un cementerio trasladando los huesos de Allende de su ataúd original a otro pequeño, se pudieron haber perdido fragmentos óseos.
Allende fue enterrado en forma semiclandestina el 12 de septiembre de 1973 en un cementerio del vecino balneario de Viña del Mar, y exhumado en agosto de 1990, una vez recuperada la democracia, antes de su traslado a Santiago, donde recibió los honores de Jefe de Estado.
La versión oficial tras una irregular autopsia en el Hospital Militar, en presencia de los jefes de sanidad de las fuerzas armadas, indica que Allende se disparó en el mentón con el fusil de asalto que le regaló su amigo, el ex presidente Fidel Castro, en 1971. Otra situación que añade dudas sobre el suicidio se relaciona con las huellas dactilares que debió haber dejado Allende en el arma que supuestamente usó para matarse.
El peritaje balístico realizado por la policía el mismo 11 de septiembre señala, según el programa, que en el arma «no se ha podido revelar en ella huellas dactilares útiles del señor presidente ni de nadie». El material inédito, que según el programa «es copia fidedigna del documento histórico», fue encontrado por un jefe de obras de demolición entre los escombros de una vivienda que perteneció a un funcionario de la Corte Marcial, cuya identidad fue mantenida en secreto «por seguridad».
Las conclusiones de Rodríguez, experto en la llamada «autopsia histórica», coinciden con las del forense chileno Luis Ravanal, quien en entrevista con The Associated Press afirmó que Allende recibió dos disparos de distinto calibre, el primero de un arma pequeña y el segundo de un fusil de asalto.
Ravanal analizó, en 2008, el informe forense y un peritaje policial, y concluyó que la trayectoria de la bala descrita en la autopsia no corresponde a las huellas presentes en la cabeza de Allende.
Las opiniones de Rodríguez y Ravanal contradicen la versión del suicidio que por décadas ha entregado el doctor Patricio Guijón, quien afirma que fue el último que vio a Allende con vida y que fue testigo de su suicidio, poco antes de que los militares tomaran por asalto La Moneda, después de atacarla por tierra y aire.
«Lo que yo vi fue la levantada del cuerpo (de Allende) por el impacto de la metralleta, que era un arma de guerra, y corrí y vi que no había nada que hacer», dijo Guijón en entrevista con AP.
Según Guijón, encontró a Allende «sin cabeza prácticamente, de las cejas para arriba era irreconocible, el resto de la cara se desprende». La familia del gobernante cree plenamente la versión del suicidio relatada por Guijón. Su hija, la senadora Isabel Allende, reiteró tras la exhumación de su padre que «nuestra convicción es que el presidente Allende tomó la decisión de morir como un acto de coherencia política…».
La exhumación de los restos de Allende dispuesta por el juez Carroza busca aclarar «discordancias» entre el informe oficial de la autopsia ordenada por los golpistas y un análisis policial de su cuerpo en el lugar donde murió, el Salón Independencia del palacio presidencial de La Moneda.
Hasta hace unos 10 días Carroza no había recibido respuesta del Ejército, al que le pidió el informe del fiscal que indagó el caso en 1973, el fusil de asalto que Allende habría usado en su supuesto suicidio y las vainillas del arma.
Carroza espera tener aclaradas las causas de muerte de Allende a fines de año o a comienzos del próximo y, para ello, cuenta con el apoyo de un grupo internacional de forenses.