Santiago de Chile.- Cuarenta y dos años después del golpe liderado por Augusto Pinochet, que dio paso a una dictadura militar que causó miles de muertes y desapariciones, Chile sigue reclamando hoy justicia y verdad.
En un acto celebrado en el Palacio de La Moneda, sede presidencial bombardeada por la fuerza aérea el 11 de septiembre de 1973, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, destacó los avances logrados desde el regreso de la democracia (1990), pero también reconoció que aún queda mucho por hacer.
“Aún faltan seres queridos cuyo paradero debemos saber. Aún falta verdad por conocer y justicia por aplicar. Debemos derribar los muros del silencio que nos impiden avanzar”, aseveró la mandataria durante una ceremonia en la que se homenajeó al fallecido presidente Salvador Allende.
En el acto, que congregó a unas 3.000 personas en el Patio de los Cañones de la sede presidencial, la jefa de Estado, que estuvo detenida y fue torturada durante la dictadura, destacó que las cuatro décadas después del golpe “no han sido fáciles” para la sociedad chilena.
Según Bachelet, a pesar de todo el dolor sufrido, “Chile es mucho más fuerte que ayer”, pues ha aprendido que “el diálogo vale más que el enfrentamiento y el encuentro más que la distancia.»
“Todos nuestros actos deben fortalecer la convivencia democrática, porque sin ella no será posible enfrentar las grandes tareas que tenemos por delante”, unas palabras que más allá del contexto del golpe de Estado cobran un sentido especial por el crispado clima político que existe en el país.
Entre los invitados a la ceremonia estaba Isabel Allende, presidenta del Partido Socialista e hija del fallecido presidente, antiguos colaboradores de su Gobierno (1970-1973), los expresidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei y parlamentarios, así como otros miembros de la familia Allende.
Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue cuando Bachelet, acompañada por Isabel Allende y otros miembros de su familia depositaron una ofrenda floral en el Salón Blanco del palacio presidencial, que recrea el lugar en el que Allende se suicidó.
La ceremonia, que empezó con una plegaria ecuménica, finalizó con un homenaje a los 38 funcionarios, colaboradores y escoltas de Salvador Allende que murieron defendiendo el Palacio de La Moneda y la democracia el 11 de septiembre de 1973.
El ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, que también asistió al acto, dijo a Efe que estas ceremonias son muy importantes para “poder mirar al futuro sin olvidar el pasado».