SANTO DOMINGO.-El público de Charitín Goyco se dió cita en el Teatro Nacional para respaldarla, disfrutar de su talento, de sus ocurrencias y su gracia.
Realmente era su público: cincuentones, sesentones, setentones, ochentones y algunos que otros milenials que sentían estar en una puesta en escena de historia reciente del arte popular.
La Rubia de América, como se le conoce desde sus tiempos en que se convirtió en una especie de ícono de la televisión hispana, se mostró glaumoroso desde que las luces del escenario del Teatro Nacional se encendieron.
De inmediato retrotrajo a los presentes al pasado con el jingle característico de su ya legendario programa de televisión. Su espontaneidad no quedaba aprisionada por los rigores del guión lo que le dio un toque especial a su monólogo inicial sobre su condición de viuda, el hilo conductor de la producción que estuvo a cargo de su inseparable Guillermo Cordero y como productor Ejecutivo a Néstor Caro.
Un público en el que las mujeres que superaban los cincuentas eran mayoría, la artista supo sacar risas de una condición que para muchas de ellas se plantea cotidianamente como una tragedia.
En el monólogo subyacía la figura de Elín Ortíz, el fenecido esposo de Charitín que le acompañó durante gran parte de su carrera artística.
Como de costumbre, mostró sus condiciones para el canto, el baile y la actuación en un rápido recorrido de su carrera artística que arrancó numerosas carcajadas a los presentes.
Desde el nombre del espectáculo, Viuda.com, seguido por su entrada en un fastuoso caballo negro de utilería al que llamó Danilo y al que le aconsejó no preocuparse por «su retirada del escenario porque él volvería», cada bloque del espectáculo traía su carga de risas arrancada por la naturalidad y picardía de la propia Charitín Goyco, mucho más allá de los personas que encarnaba.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando recordó su amistad de infancia con Juan Luis Guerra acompañada de la interpretación de la canción Bachata Rosa en coordinación con una grabación personalizada que le hiciera el afamado artista dominicano.
Pero sin dudas el momento más alto fue cuando entró en escena su «doble», Lumi Lizardo, con una escenificación que daba la sensación de estar frente a dos gotas de agua por el gran parecido y lo tan cercano a la perfección que tuvo la imitación.
De seguro que si alguien entraba a la Sala Ravelo en medio de ese momento, hubiera tenido dificultad para distinguir cual era una y cual la otra, incluyendo la chispa, ocurrencias y el rápido hablar que caracteriza a Charitín.
Como era de esperarse en un espectáculo que tenía también algún matiz de remembranza, el Puerto Rico que la acogió por tantos años estuvo presente con el acompañamiento de Danny Rivera y un compartir parte de una canción con Yolandita Monge, que estaba en el público.
Otros acantantes que acompañaron en el escenario a la Rubia de América fueron Frank Ceara y Wilfrido Vargas.
Otro de los momentos de realce del espectáculo fue cuando de represente entraron al centro del escenario, en una recreación de un carro de concho, los humoristas Cuquín Victoria y Felipe Polanco caracterizando sus personajes «Vicente el imprudente» y «Elvin Vinicio Raposo», que hicieron alarde de su conexión con el público y capacidad de sacar risas con su humor repentista. Fue cuando salió al escenario la caracterización de uno de los personajes humorísticos que popularizó Charitín Goyco, la «Mosquita muerta» y al final hicieron una parodia de la canción «Y el anillo para cuando», en la que mostraban el clientelismo que suele soportar las aspiraciones de algunos candidatos a cargos electivos.
Durante casi dos horas de espectáculos, la artista hizo al menos seis cambios de vestimenta, cada una acorde con el segmento que presentaría.
«Viuda.com» terminó mostrándole al público el lado humorístico de esa condición que hoy ostenta Charitín y también fue un condensado recuento de la carrera su carrera artística y sus múltiples facetas.