César Valdez fue premiado Jugador Más Valioso de la Serie del Caribe “Gran Caracas 2023”, donde los Tigres del Licey se agenciaron su oncena corona y número 22 para República Dominicana.

Fue el último eslabón de la cadena de logros del derecho de 38 años, que desde 2018-19 se ha erigido como máximo astro del montículo en nuestra pelota invernal, que en estas líneas no hace caso repetir, porque recién han sido bastante aireadas.

En cambio, pretendemos recordar los inicios de Valdez como lanzador abridor y lo inconsecuente que se fue con él en los subsiguientes torneos, en los que tuvo que deambular por otros circuitos caribeños.

Su primera apertura fue en el tercer partido de la campaña 2010-11, tarde dominical contra el Escogido que, combinando algunos batazos con inconsistencias del cuadro azul logró anotarle unas seis carreras en menos de cinco entradas.

Pero en las siguientes cuatro a cinco salidas encadenó una racha de 17 entradas sin permitir anotación, algo bastante notable. Fue una temporada mediocre para el Licey, que no avanzó al Round Robin, pero Valdez fue quizás el abridor más estable del conjunto con 3-2, EFE 4.31 en 39.2 actos.

Sorprendente. En la siguiente temporada fue cedido a Carolina de la liga puertorriqueña y según confesó en una entrevista, le pagaban el mínimo y dormía en colchón inflable, hasta que lo llamaron de Venezuela, las Águilas del Zulia.

En 2012-13 tiró 8.0 innings en 5 partidos con Licey; 3.0 episodios en blanco con Zulia. En 2013-14 tuvo dos chances de 3.0 actos con los azules y 8 salidas, 38.0 innings con Zulia. El 2014-15 lo pasó con Bravos de Margarita y en la Serie del Caribe con Venezuela tiró partido de 7.0 innings y dos anotaciones.

En 2015-16, después de deambular cuatro años por Puerto Rico y Venezuela, los Tigres le dieron la confianza y en cinco aperturas reportó marca de 2-2, EFE 2.52 en 25.0 episodios. En 2016-17 tuvo 10 salidas, ocho aperturas, 2-5 en 41.2 actos, 3.67 de EFE.

Tras no lanzar en 2017-18, César Valdez retornó en 2018-19 y desde entonces ejerce un dominio abrumador en el circuito local, acumulando galardones hasta en la Serie del Caribe y acuñando motes como el hombre de las “Cinco letras” y el “papá de las Águilas”, que no es poca cosa.

Ramón Hernández. En su columna “Pica y se Extiende” que publica en varios medios, el colega de El Congo santiaguero Tuto Tavárez ha sido muy consecuente con el seguimiento de los peloteros dominicanos en la Liga de México en verano.

En un punto de 2022, dijo desconocer si Ramón Hernández era dominicano, pues estaba “acabando”. Le hicimos saber que es jugador del Licey y le comentamos que ese equipo debía darle más chances, lo cual el fraterno Tuto anotó en su siguiente entrega.

Para el inicio del torneo recién pasado, incluyeron al original tercera base capitalino como uno más en roster azul. Y cuando el prospecto de Boston Triston Casas dejó abruptamente al equipo, probaron con Hernández en primera base.

Ya todos saben la clase de jugador que fue en las tres etapas de la campaña 2022-23 y la Serie del Caribe. Alguien que puso su block en la construcción fabulosa que fue este año el Licey.

El mensaje que deja en ambos casos es, que hay que dar oportunidad al talento y que no se puede echar a un lado cuando en Estados Unidos le dan de baja, como hizo Arizona con Ramón en 2020.