Todos en algunos momentos hemos sentido celos, ya que somos humanos. Existe celos entre parejas, hijos y padres, entre hermanos, amigos y familiares.
En este caso, nos referimos a los celos amorosos.
Celos amorosos. Emoción que surge del querer poseer en exclusiva a la persona amada. Estos se basan en el miedo a la pérdida real o imaginaria del amado o a una amenaza basada en la sospecha de que la pareja prefiera a alguien más. Desde el punto de vista antropológico, y basado en la psicología evolucionista clásica, los celos son un fenómeno universal propio de la especie humana.
La realidad es que todo celoso siente miedo de perder su posesión, en este caso, su pareja, y que hemos normalizado principalmente con expresiones como que si no nos celan no nos aman o que los celos son muestras de amor y afecto siendo que los celos solo son desconfianza, inseguridad, exagerado sentido de pertenencia y, frecuentemente, dependencia emocional de la pareja.
La línea entre celos “normales” y celos patológicos (celotipia) es muy difusa. El celoso es un enfermo. Vive en un estado permanente de infelicidad y angustia, llevando este estado a situaciones y actos violentos de pareja y familia.
Para prevenir es importante fomentar en la pareja el respeto, la confianza, la empatía, la complicidad, reforzar la comunicación adecuada (cotidiana y sexual) y la seguridad, ante todo.
Los padres crían hijos con valores reforzando su autoestima, enseñándoles a ser tolerantes, respetuosos y seguros.
Los celos generan muchas situaciones de violencia que se pueden evitar buscando ayuda.