El país entra de lleno, a partir de esta semana, en un periodo muy singular y que en el pasado reciente se caracterizó por las facilidades para la diversión hasta altas horas de la madrugada, fruto de la entrega del bono navideño por parte del gobierno, y el sector privado, que lo entrega de manera paulatina.

Esa realidad varió drásticamente, fruto de la situación convulsa que en materia de alerta sanitaria vive el mundo. El látigo de la Covid-19 azota a la humanidad de manera incesante. Y República Dominicana no es la excepción.

El Gobierno dominicano y las autoridades del área de la salud ya marcaron el curso de la agenda preventiva. Aun así se deben reforzar todos los controles para que los desaprensivos no puedan violentarlos. Hablamos del respeto al horario de circulación de los vehículos, hasta las 9:00 de la noche y, sobre todo, del límite de tiempo para la venta de bebidas alcohólicas.

No se trata de una labor unilateral de las autoridades. En este periodo deben colaborar tanto los dueños y administradores de establecimientos de diversión, como de expendio de bebidas alcohólicas.

Sin lugar a dudas, el control del distanciamiento en los hogares, mientras comparten, jugará un papel fundamental.

Nada mejor que advertir sobre el uso adecuado de mascarillas a jóvenes, adultos y envejecientes para que también jueguen un papel de absoluta responsabilidad en este periodo de alto contagio del coronavirus.

Hay que evitar los excesos. El resguardo y la diversión en la casa, junto al núcleo familiar, es la mejor opción. Los dominicanos nos merecemos un periodo navideño de alta responsabilidad. El momento crítico que vivimos demanda actuar con sensatez y comedimiento.