¿Será verdad tanta belleza? El Ministerio Público y la Autoridad Metropolitana del Transporte, la Amet, han anunciado que aplicarán sanciones para castigar a aquellos de sus miembros y a otros investidos con calidad oficial que violen las leyes de tránsito que ellos están obligados a hacer cumplir.
Parece una perogrullada, porque se supone que lo más natural es que usted, como agente del orden, sea el primero en cumplir con las disposiciones que está encargado de vigilar para que también sean cumplidas por los demás. Pero como estamos en el país de la Ziguaraya, donde cada cual hace lo que le da la gana, el aviso no deja de ser interesante.
Es corriente ver en las calles y carreteras del país a policías, militares y miembros de la Amet haciendo impunemente todo lo que está prohibido a los motoristas civiles, como, por ejemplo, no llevar casco protector, no tener placa, robarse la luz roja, andar en vía contraria, meterse por los túneles y elevados prohibidos en fin, invéntese usted un delito, y ellos se encargarán de cometerlo.
De modo, pues, que resulta alentador que los cazadores puedan ser cazados cuando se salgan de su cauce.
Todo eso está muy bien, pero como los anuncios oficiales que luego no se cumplen me han enseñado a ser desconfiado, yo me hago tres preguntas: ¿quiénes serán los encargados de detener a los infractores? ¿Qué pasaría si el infractor no se detiene a la señal de pare que le haga su compañero de rango y de uniforme? ¿Han pensado en eso el Ministerio Público y los dirigentes de la Amet?
Vamos a ver qué pasa. Mientras tanto, les deseo suerte a los promotores de esta iniciativa digna de coronarse con éxito.