¡Cataplum!

¡Cataplum!

¡Cataplum!

Oigo siempre advertencias de mis mayores, que al hacerme yo mayor también quedan cada vez menos, de que la vida le cambia a cualquiera en un segundo y que por tanto los afanes propios de la existencia deben saber llevarse con gracia, en paz y agradecidamente.

Antes había tenido ocasión de comprobarlo, con distintos sucesos a través de mis más de seis décadas de vividura. Y me tocó nueva vez, porque parece que no aprendo y el Maestro me repite la lección, el lunes pasado cuando me caí y rompí la rodilla.

Tras una semana de fuñidera con médicos, imágenes, pastillas, mucho dolor y miedo, la amenaza fallida de implantar una prótesis, poco sueño, irritación y mal humor, comienza a clarear con la alegría de que tuve desgarro pero no rotura de ligamentos, aunque sí hubo otras “piezas” rotas.

La perspectiva quirúrgica me aterrorizaba. Ahora debo ¡otra vez! botar libras para “reorganizar las masas”, igualito que la oposición, jejeje… Me toca reposo casi absoluto, pero creo teclear está permitido. Deja ver…



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

Etiquetas

Noticias Relacionadas