El izquierdista Pedro Castillo tomó este lunes la delantera frente a la derechista Keiko Fujimori por primera vez desde que comenzó el ajustado conteo de las elecciones presidenciales de Perú.
Con casi el 95% de las actas contabilizadas, Castillo suma el 50,28% de apoyos por el 49,71% de Fujimori.
Fujimori había llevado ventaja durante gran parte del conteo, pero los márgenes se fueron estrechado cada vez más con el voto rural y de la selva, favorable a Castillo, que ahora supera a su rival por un estrecho margen.
Lo último que se contabilizará será el voto del extranjero.
La participación ciudadana de la elección de este domingo se situó en el 76,62%.
Los resultados están poniendo de manifiesto la fuerte división entre la capital, Lima, y el norte frente al interior del país, que ha impulsado el inesperado ascenso de Castillo.
Denuncia de presunto fraude
Ambos candidatos hablaron durante la jornada electoral e hicieron un llamado de prudencia, tranquilidad y respeto.
Este lunes, sin embargo, Fujimori aseguró en una rueda de prensa que han detectado una serie de irregularidades en el proceso electoral realizado el domingo que «nos preocupa» y es «importante evidenciarlo», además de pedir a los ciudadanos que denuncien los casos que conozcan.
La candidata de derecha atribuyó esas presuntas irregularidades al partido Perú Libre, de su rival Pedro Castillo.
«Hay indicios de fraude en la mesa, que para nosotros es considerado inaceptable. Es algo que es planificado, sistemático, por eso es importante alertar a la ciudadanía para que nos avise si ha habido algún otro suceso», dijo la Fujimori.
Desde Perú Libre rechazaron estas declaraciones en un mensaje en Twitter asegurando que la formación «jamás recurrió al fraude electoral».
«Por el contrario, siempre fue víctima de este, y pese a todo supimos enfrentar y vencer», escribieron.
Más tarde, el propio Castillo en un mensaje en Twitter aseguró: «Debemos estar atentos para defender la democracia que se expresa en cada uno de los votos, dentro y fuera de nuestro amado Perú. No podemos descansar. Que esta vigilia histórica permita el renacer de un nuevo país».
Perú está profundamente dividido entre dos candidatos opuestos en medio de una triple crisis sanitaria, económica y política.
Los comicios más polarizados en décadas siguen a una tormenta política que provocó que hubiera cuatro presidentes en cinco años, así como protestas y múltiples denuncias de corrupción contra políticos.
Todo ello en medio de la pandemia de coronavirus que tiene a Perú como el país del mundo con más muertes per cápita.
Contienda ajustada
En las últimas semanas Fujimori fue recortando la desventaja respecto a Castillo, según las encuestas, que tras el voto señalaron una situación de empate técnico.
«Es un empate técnico, sumamente apretado», dijo Torres, el presidente de Ipsos Perú.
Ipsos publicó la noche del domingo el llamado conteo rápido en base a un muestreo de actas, lo que permite resultados más parecidos a los oficiales, con un margen de error de apenas un 1%.
Y ese sondeo dejó clara lo ajustada que es la carrera: Castillo tendría un 50,2% de apoyos por el 49,8% de Fujimori.
Aún podrían pasar días hasta que haya resultados concluyentes y se contabilicen las actas de las zonas más remotas del país y del extranjero.
Ya en la primera vuelta se necesitaron varias jornadas para conocer qué dos candidatos pasaban al desenlace definitivo.
Dos candidatos opuestos
Castillo, un profesor de primaria de 51 años que propone reescribir la Constitución de Perú para fortalecer el papel del Estado en la economía, se ha convertido en la sorpresa de la elección y su ascenso genera incertidumbre a los inversionistas y las élites más acomodadas del país minero.
Se ha situado como el candidato del pueblo en un momento en el que la pandemia ha agudizado las desigualdades de un país que no ha hecho partícipes a todos del buen momento macroeconómico que disfrutó los últimos años antes de la pandemia.
El postulante de izquierda votó en Tacabamba, un pueblo andino en el norte de Perú, y desde allí llamó a la tranquilidad y a respetar los primeros resultados, tras advertencias anteriores de la posibilidad de un fraude.
«Somos un pueblo de esperanza, hay que tener fe en el pueblo. Falta que cuenten nuestros votos», dijo Castillo tras conocer los primeros resultados oficiales.
Castillo llamó a los peruanos «a la unidad» y les pidió «tranquilidad» y a ser «respetuosos de la voluntad popular».
Este lunes se desplazó a la capital, Lima.
Fujimori, de 46 años e hija mayor del encarcelado exmandatario Alberto Fujimori, promete mantener el modelo de libre mercado en su tercer intento por llegar al poder y convertirse en la primera mujer presidenta de Perú.
«Al ver que el margen (de la encuesta a boca de urna) es tan pequeño es fundamental mantener la prudencia y eso lo digo para todos los peruanos; esta campaña ya culmina y será fundamental tender los puentes y encontrar los espacios de diálogo entre todos los grupos políticos», dijo Keiko Fujimori la noche del domingo tras conocer el primer sondeo y antes de conocer resultados oficiales.
«El cambio en el país lo tiene que buscar gane quien gane, no hay un ganador o perdedor, lo que se tiene que buscar finalmente es la unidad de todos los peruanos. Invoco a la prudencia, la calma, la paz a ambos grupos», dijo en medio de ciertos episodios de tensión.
Fujimori tiene una acusación fiscal de «lavado de activos» por presuntos aportes irregulares durante anteriores campañas presidenciales que ella niega. Si gana, el caso podría detenerse.
Una dura tarea y un mandato debilitado
La elección se celebra en un momento en que el coronavirus ha desbordado a los hospitales con escasez de suministros y equipos médicos. El gobierno duplicó hace unos días la cifra de muertos por el virus hasta los 180.764 fallecidos, la mayor tasa de mortalidad del mundo por total de habitantes.
Perú además transitó una de sus peores crisis en noviembre de 2020 con tres presidentes en una semana y fuertes protestas que dejaron dos muertos, tras un duro choque entre el Congreso y el Gobierno.
Un resultado electoral demasiado estrecho podría ser puesto en duda por ambos candidatos, según analistas. En la elección de 2016, Fujimori perdió por apenas un 0,24% de los votos ante Pedro Pablo Kuczynski.
Los analistas también afirman que quien gane tendrá un mandato debilitado, dadas las fuertes divisiones existentes en Perú, y se enfrentará a un Congreso fragmentado en el que ningún partido tendrá mayoría, lo que podría paralizar cualquier reforma importante.