Los amores duran poco cuando hay tensiones, especialmente cuando no son amores viejos. Julio César Castaños Guzmán anda siempre con un ramo de oliva, pero deberá ir observando una muy frondosa en la medida en que se vaya acercando el proceso electoral, pues tendrá que darle mucho uso.
Sobre la Junta Central Electoral quieren lanzar una canana que la llevará, indefectiblemente, por senderos tormentosos, los cuales ha empezado a desandar desde que le llamó al pan y al vino por sus nombres.
La pondrán en el medio de los conflictos internos cuando tenga que organizar primarias abiertas y cerradas un mismo día para escoger los candidatos de los partidos, en un país donde nadie pierde y siempre el árbitro recibe rechiflas. Y para completar poco después tendrá que organizar elecciones nacionales, donde tampoco los que pierden admiten derrotas.
Como si eso fuera poco, a Castaños Guzmán le tocará tener una ración de ramos de oliva para su Pleno, pues desde ya hay fuertes conatos de zafarranchos entre los novicios.
Acercada la hora, las tensiones aumentan y el reloj electoral está corriendo con celeridad.