
El modus operandi de la red criminal de narcotráfico caso Leopardo consistía en recibir y distribuían las drogas enviadas desde Colombia a República Dominicana luego enviaban a Puerto Rico y Europa.
Diversos grupos criminales radicados en las regiones Este, Sur y Norte del país se encargaban de transportar las sustancias ilícitas hasta villas de lujos cercanas a las costas, donde eran almacenadas antes de su envío al exterior.
De acuerdo con la solicitud de medida de coerción presentada por el Ministerio Público, se solicita prisión preventiva contra Daniela Sthefany Amancio Olaverría, Rafael Torrez Díaz, Wilson Rafael Severino Inirio y Néstor Julio Rodríguez Robles, todos imputados en la red del caso Leopardo, que habría operado en territorio dominicano desde el año 2017.
Luego de almacenar las drogas en villas de lujo y propiedades rurales pertenecientes a personas vinculadas a la organización, los narcotraficantes transportaban las sustancias ilícitas en embarcaciones marítimas hacia Puerto Rico.
Desde allí, a través de servicios de paquetería estadounidenses, lograban introducirlas a los Estados Unidos, y posteriormente continuaban su ruta hacia Europa, región donde también mantenían operaciones e influencia.
El documento judicial detalla que, con el dinero obtenido del narcotráfico, los integrantes de esta red constituían empresas y negocios de expendio de bebidas alcohólicas, entre otros, que servían como fachadas para el lavado de activos e introducción de fondos ilícitos en el sistema financiero.
Además, los miembros de la estructura de narcotráfico adquirieron vehículos e inmuebles que no se correspondían con su perfil económico, evidenciando un intento de ocultar el origen del dinero proveniente del tráfico de drogas.
El 28 de octubre de 2020, las autoridades detectaron la operación de la red del caso Leopardo por su rama europea, específicamente, en España, cuando apresaron a uno de los implicados.
Características de la organización criminal Leopardo
Los miembros de la red, radicados en las regiones Este, Sur y Norte de la República Dominicana, se encargaban de recibir desde Colombia altas cantidades de drogas, operando en provincias como La Altagracia, San Pedro de Macorís, Pedernales, Barahona y en el Parque Nacional Cotubanamá. Posteriormente, enviaban las sustancias ilícitas hacia Estados Unidos y Europa.
Entre las principales actividad de la estructura, figuran: los miembros de la red criminal del caso Leopardo, se encargaban de recolectar las drogas de diversas organizaciones criminales y las cargaban en embarcaciones privadas con destino a Puerto Rico, y desde allí a Estados Unidos y Europa, según la solicitud de medida de coerción.
Almacenaban las sustancias controladas en villas y propiedades cercanas a las costas o en zonas rurales para su posterior exportación vía marítima.
Empleaban compartimentos secretos y técnicas de camuflaje (caletas, dobles fondos, embalajes “limpios”) y realizar modificaciones estructurales en medios de transporte para movilizar las drogas dentro del país.
También se encargaban de lavar las ganancias ilícitas mediante las fases de colocación, estratificación e integración, utilizando terceros, operaciones financieras fragmentadas y adquisición de bienes para dar apariencia de legalidad.
Usaban canales de comunicación privados para evadir la persecución de las autoridades y coordinar sus actividades de narcotráfico y lavado de activos.