El Gobierno ha decidido no permitir la explotación de Loma Miranda, por el momento. Es decir, que los movimientos de choque que se han levantado para proteger esta área natural quedarían prácticamente desactivados, aunque se mantengan a la expectativa.
El permiso tramitado por Falcondo para la explotación de Loma Miranda solo ha venido a cohesionar a organizaciones sociales que, hasta hace poco, estaban dispersas y con este tema han encontrado un motivo útil para defender esta causa que estaba dormida.
Parece que el Ministerio de Medio Ambiente ha mirado hacia el lado donde hay voces bien altisonantes que podrían hacer mucho ruido al Gobierno, cuando la situación no se observa tan cómoda en cuanto a la pandemia, el plan de vacunación y el tema de la crisis económica.
Y la minería
A propósito de Loma Miranda, tanto los economistas como los dirigentes políticos, deben aprovechar el caso para reflexionar acerca de la minería.
Parece una necesidad la reorientación de la base económica en vista de la fragilidad demostrada de la estructura actual, y son muchos los que miran el sector minero como tabla de salvación.
Es, sin embargo, de una gran sensibilidad social, lo cual se traduce en cañeras política por razones coyunturales o estratégicas, pero cañeras al fin y al cabo, desde hace un quinquenio, por lo menos. La economía la necesita, pero ninguna comunidad quiere la minería.
