Phinij Sopajorn, de 70 años, fue declarada muerta a causa de un tumor de tiroides y, conforme al ritual budista, permaneció durante tres días en un templo dentro de su ataúd.
Pero cuando estaban a punto de cremarla su esposo se dio cuenta de que estaba viva gracias a un detalle. El esposo notó un leve temblor en sus párpados.