Casi 2.900 vacas procedentes de Uruguay cumplen ya tres semanas a bordo del buque Spiridon II, varado frente al puerto de Bandirma, en el mar de Mármara, sin autorización para desembarcar. Lo que se inició como un traslado rutinario de ganado para engorde y cría en Turquía ha derivado en una crisis que combina problemas administrativos, tensiones comerciales y preocupaciones por el bienestar animal.
Un viaje que se convirtió en encierro
El Spiridon II un buque construido en 1973 y registrado bajo bandera de Togo, una de las más cuestionadas en cuanto a estándares de seguridad internacional salió de Uruguay hace casi dos meses. Llegó a su destino turco alrededor del 22 de octubre, pero desde entonces permanece inmóvil frente a la costa a la espera de una autorización que no llega.
Dentro, miles de animales están hacinados en condiciones que empeoran día tras día. Sin poder pisar tierra firme, las vacas dependen de los recursos limitados del barco y del trabajo de la tripulación para asegurar agua, alimentación y ventilación adecuada.
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La raíz del problema: una disputa sobre certificaciones sanitarias
Las autoridades turcas explican que el buque no puede descargar el ganado debido a que cerca de 500 reses carecen de la certificación veterinaria obligatoria que avala su estado sanitario. Aunque más del 80% de los animales sí cuenta con los documentos requeridos, Turquía sostiene que no puede descartar un posible contagio o irregularidad ocurrida durante la travesía.
Por ello, en vez de permitir el desembarco parcial, decidió denegar la entrada a toda la carga, paralizando la operación por completo.
Tensiones entre las empresas: versiones contrapuestas
Detrás del bloqueo hay un conflicto empresarial que ha profundizado el estancamiento. De acuerdo con fuentes consultadas por EFE, la empresa exportadora uruguaya afirma que embarcó la cantidad correcta de animales y cumplió con todos los requisitos, mientras que la importadora turca asegura que el envío incluyó más animales de los acordados y algunos sin la certificación exigida.
La falta de consenso entre ambas compañías ha dificultado la búsqueda de soluciones inmediatas y ha dejado atrapados a los animales en un proceso que debió resolverse antes de zarpar.
El costo para los animales: muerte, estrés y riesgo creciente
La situación ya ha cobrado un precio visible: según el diario turco Karar, casi 50 vacas han muerto desde que el barco quedó detenido. En un buque antiguo, con ventilación limitada y recursos que se agotan, el riesgo de nuevas muertes aumenta cada día.
Expertos en bienestar animal advierten que:
- los animales pueden sufrir deshidratación y pérdida de peso severa,
- las enfermedades respiratorias se vuelven más probables,
- el estrés por hacinamiento prolongado puede desencadenar comportamientos peligrosos o agresivos.
El peor escenario, según coinciden especialistas y autoridades, sería que el barco tuviera que regresar a Uruguay, un viaje que duplicaría las dificultades que ya enfrentan los animales.
Implicaciones para el comercio entre Uruguay y Turquía
Aunque Uruguay y Turquía mantienen una relación consolidada en la exportación de ganado vivo, este episodio ha encendido alertas sobre los controles previos a la salida de la carga y sobre la coordinación entre las partes involucradas.
Pese a la gravedad del caso, fuentes diplomáticas uruguayas destacaron que no se trata de un conflicto político entre ambos países, sino de un problema estrictamente comercial que requiere decisiones técnicas y sanitarias.
La diplomacia trabaja a contrarreloj
La Embajada de Uruguay en Turquía, junto al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y la Cancillería, mantiene negociaciones constantes con las autoridades turcas para destrabar el proceso. El canciller uruguayo, Mario Lubetkin, aseguró que se están “facilitando las reuniones técnicas” y expresó su confianza en que se llegue a una solución “en el corto plazo”.
Mientras tanto, especialistas en logística y veterinaria trabajan para encontrar una salida viable, ya sea mediante:
- una revisión sanitaria adicional a bordo,
- una posible descarga parcial,
- o una renegociación entre las empresas para validar la documentación faltante.
Un caso sin precedentes recientes
Aunque Uruguay es un exportador reconocidos de ganado vivo y Turquía uno de sus principales compradores, este es el primer incidente de esta magnitud en la ruta comercial. La prolongada retención del buque, la muerte de animales y la falta de acuerdo entre las empresas han convertido este caso en un referente negativo que podría modificar futuros protocolos.
A la espera de una solución
Con cada día que pasa, aumenta la presión de organizaciones de protección animal, autoridades sanitarias y diplomáticos para evitar una tragedia mayor. Sin embargo, hasta ahora no existe una fecha definida para el desembarco ni un acuerdo definitivo entre las partes.
El Spiridon II continúa estacionado frente al puerto de Bandirma, convertido en símbolo de los retos que enfrenta el comercio de animales vivos: trámites complejos, conflictos comerciales, riesgos sanitarios y un impacto directo sobre seres vivos que dependen por completo de la acción humana.