Santo Domingo.- Causa un cierto júbilo que el Estado, tras más de dos años de insistencia por parte de la Campaña CASAYA y el colectivo Foro Ciudadano, se avoque a definir una metodología única para la medición del déficit habitacional, y que ésta sirva de guía para la planificación e implementación de una política habitacional seria y responsable.
Sin embargo, el reciente anuncio del ministro Isidoro Santana sobre la creación de una comisión técnica para la discusión del déficit, parece proponer solucionar la problemática habitacional eliminando indicadores. Es decir, reducir las cifras del déficit actual mediante la eliminación de elementos propios de la vivienda, como servicios básicos, y no mediante una inversión de calidad en la sectorial.
De igual forma, manifestamos nuestra sorpresa ante el anuncio de que se han invitado a las organizaciones sociales a ese espacio técnico. Pues, ninguna de las más de 50 organizaciones que componen la campaña CasaYA ha sido invitada al citado espacio.
Esto llama la atención dado que en los últimos dos años, hemos venido impulsando la necesidad de homologar la contradicción que existe a lo interno del propio gobierno, que se ha permitido contar con una definición emanada de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), institución oficial para la producción de estadísticas y otra por la Unidad de Análisis Económico y Social (UAES) dentro del Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo (MEPYD), a la cual no se le conocen atribuciones oficiales para producir estadísticas y que, por el contrario, duplica acciones realizadas por la ONE.
El ministro hace referencia a la molestia que causa la difusión del problema del déficit habitacional en el país más por el daño que pueda causar al turismo y no por la preocupación del bienestar de los que viven todos los días en la incertidumbre de que su propio hogar se convierta en su verdugo. Sin tomar en cuenta la pobreza que persiste en municipios que han sido punta de lanza del turismo.
Reducir los componentes integrados en la metodología de medición del déficit de la ONE, implicaría contradecir la constitución dominicana que establece en su artículo 59: “Toda persona tiene derecho a una vivienda digna con servicios básicos esenciales.”
La declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 25.1 plantea que: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda…”. El artículo 11 del Pacto Internacional de Derecho Económicos, Sociales y Culturales esboza que: “Toda persona tiene el derecho a un nivel de vida adecuado para sí misma y para su familia, incluyendo alimentación, vestido y vivienda adecuados y una mejora continuada de las condiciones de existencia…”.
Cambiar los componentes del déficit, no cambiará la realidad de alrededor de 7 millones de personas que tienen alguna falencia en sus viviendas, de acuerdo a lo que se define como vivienda digna. Entonces, como colectivo cuestionamos ¿cómo es que el ministro habla de irracionalidad en los datos si en el propio SISDOM se plantea que el 87.8% de las viviendas en 2015 necesitaban alguna reparación?
Desde Foro Ciudadano, hemos producido investigaciones basadas en el análisis de encuestas producidas por el gobierno. Investigaciones cargadas, no de buena intención, sino de respeto a la rigurosidad de pasos que marcan las ciencias sociales y que superan “la percepción”, el sentido común y los pareceres particulares de viajantes que caminan “campos, pueblos y ciudades”.
Consideramos que el peor servicio que le podemos hacer a nuestro país es el de ocultar o minimizar indicadores por temor a la merma del turismo. La intención de nuestras investigaciones es aportar el conocimiento necesario para que las políticas públicas partan de un diagnóstico suficientemente amplio que permitan establecer planes de largo plazo y priorizar.
Así como cambiar el diagnóstico no sanará al enfermo, fragmentar el concepto de déficit para que se reduzca el problema no cambiará la realidad habitacional del país. El 88% de las viviendas seguirá necesitando
Esperamos que el afán de mostrar un bienestar inexistente no nos lleve a crear a vapor una metodología que ignore la realidad y vicie la producción de una política. Pues la fiebre seguirá en el paciente, no importa cuántas veces cambiemos las sábanas.
Porque siempre pasará, así como en el cuento: cuando desperté, el déficit todavía estaba allí y República Dominicana seguía siendo un paraíso para pocos.