Bloomberg News.-Al primer ministro rumano, Victor Ponta, le gustan los autos veloces. Es posible que su favorito, el Mitsubishi Lancer de 300 caballos de fuerza que piloteó en carreras de rally ponga un freno a su carrera política.
Pero resulta que la mayor parte del dinero gastado en ese juguete en particular provenía de un socio comercial.
El socio también pagó a Ponta US$46,000 por un trabajo que nunca se hizo, dice la Dirección Anticorrupción Rumana. Cuando Ponta se convirtió en primer ministro, el hombre obtuvo varios nombramientos en el gobierno, que están siendo investigadas actualmente por la dirección.
La semana pasada, el escándalo generó una impugnación parlamentaria a la investidura de premier de Ponta que fue fácilmente frustrada.
La investigación tardará más en avanzar, afectando los mercados y presagiando turbulencia política para un país europeo oriental clave que es la economía de mayor crecimiento en la región y sede de un sistema de defensa con misiles de la OTAN.
Ponta está siendo cuestionado por la dirección, el blanco más reciente en una ofensiva anticorrupción a nivel nacional que el año pasado condenó a unos 1,150 rumanos.
El auto fue inscrito legítimamente en las carreras de rally por su socio comercial y los pagos se destinaron al trabajo en derecho penal, dijo Ponta.
