En el afán de hacerse notar o ganar espacios se puede caer en el error de crearse una imagen no adecuada ante el público.
Lo peor que le puede pasar a un político con aspiraciones electorales es caricaturizar su figura, pues grandes proyectos se han caído por ese problema.
La caricaturización de la imagen de un político por lo regular se inicia cayendo en gracia. Al principio hasta resulta agradable, pero de persistir entonces termina que perdiendo peso.
En República Dominicana no hay que hacer estudios muy profundos para darse cuenta de los efectos que ese fenómeno puede causar, aún en candidaturas que inician viables.
El caso Gonzalo
El caso más reciente ha sido el de Gonzalo Castillo, candidato presidencial del PLD y que inicio su carrera por la presidencia con un récor ganador
Durante su gestión como ministro de Obras Públicas, Gonzalo se labró una imagen de trabajador eficiente y con gran capacidad gerencial.
Era, en verdad, un delfín, que en menos de tres días anunció su intención de ser miembro del Comité Político y ganó y fue el último en anunciar aspiraciones presidenciales y se alzó fácilmente con la candidatura. Sin embargo, ya como candidato le fue pegado un mote que salió de un evento de apoyo a su candidatura.
Lo que pudo ser una expresión popular de cariño, se convirtió en un “San Benito” que le hizo mucho daño a sus aspiraciones y derrumbó el perfil que se había labrado.