En Denver, que vive un veloz crecimiento demográfico, residen unas 693.000 personas, de las cuales el 30 % es hispano y el 10 % afroamericano, y además el 16 % de su población es inmigrante.
Denver.- Las autoridades de Denver (EE.UU.) lanzaron hoy una iniciativa para combatir el racismo y fomentar la justicia social por medio de poesías y de lecturas que generen “conversaciones” entre los ciudadanos, explicaron a Efe funcionarios locales.
“Estamos tratando de llegar a personas que no están acostumbradas a tener este tipo de conversaciones, queremos abrirles las puertas para que ellos se sientan bienvenidos y se unan a nosotros”, señaló a Efe Rowena Alegría, de la Agencia de Derechos Humanos y Relaciones Comunitarias de Denver.
“Denver Talks”, que durante seis semanas se desarrollará en la capital de Colorado, quiere promover “oportunidades equitativas para todos” y que nadie sea juzgado por el color de su piel o su lugar de origen, agregó Alegría, coordinadora de la iniciativa.
Según la Oficina del Censo, en Denver, que vive un veloz crecimiento demográfico, residen unas 693.000 personas, de las cuales el 30 % es hispano y el 10 % afroamericano, y además el 16 % de su población es inmigrante.
El programa en Denver, que se enmarca en el proyecto “Grandes Lecturas” del Fondo Nacional para las Artes (NEA), contará con la participación de Claudia Rankine, autora del libro “Citizen- An American Lyric (“Ciudadano- Una canción estadounidense»), del cual se distribuirán gratuitamente 1.200 copias en los próximos días.
Rankine, laureada poeta y profesora en la Universidad Yale, estará en Denver a mediados de noviembre, al término de las seis semanas que durará la iniciativa, para participar en dos conversaciones en las que también estará presente el alcalde local, Michael Hancock.
“Ahora más que nunca necesitamos derribar las barreras que nos dividen y construir conexiones que nos unan.
Nuestra meta es construir una comunidad más inclusiva y acogedora y, para hacerlo, necesitamos la valentía de enfrentar nuestros prejuicios y las conductas que nos separan”, declaró Hancock en un comunicado.
Las tensiones raciales y sociales en esta ciudad tiene antecedentes desde mediados del siglo pasado, cuando en el contexto del Movimiento por los Derechos Civiles las marchas del Movimiento Chicano chocaban con frecuencia con la policía local.
En los años 2014 y 2015, las muertes a manos de la policía de varias personas afroamericanas o hispanas (en algunos casos jóvenes desarmados) causaron nuevas fricciones entre miembros de estas minorías y la Policía, así como la superpoblación en las cárceles municipales.
El Departamento del Alguacil local se ha abocado a cambios en las normas y procedimientos internos desde hace más de un año.
La tensión social y política ha continuado tras las nuevas medidas federales en materia de Inmigración y la firme oposición que ha mostrado Hancock, postura que lleva a considerar a Denver como una “ciudad santuario”, una designación que el alcalde vehemente rechaza.
Recientemente, Denver aprobó un paquete de medidas que limitan la cooperación entre la Policía local con las autoridades federales de inmigración, y que se opone al endurecimiento de las políticas migratorias del presidente Donald Trump.
“Lo más importante que podemos hacer es no darnos por vencidos ni ceder ante aquellos que tratan de dividirnos.
¿Cambiaremos el mundo en seis semanas? Probablemente no. Pero podemos cambiar los corazones y abrir las mentes de algunos de nuestros jóvenes, que son nuestro futuro”, aseveró Alegría.
“Algunos nunca conversaron sobre raza o justicia. A ellos los invitamos a que tengan una nueva perspectiva. Es la única manera de cambiar el mundo”, aseveró.