Trinidad y Tobago.- El ministro de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, Andrés Navarro, abogó por una voluntad política más comprometida que traduzca sus acciones combinadas entre gobiernos, organismos internacionales, entidades académicas y organizaciones de la sociedad civil, entre otras instituciones, como mecanismo idóneo que permita implementar estrategias orientadas a la preservación del mar Caribe como ecosistema fundamental que garantice el equilibrio ecológico del planeta.
Al pronunciar un discurso en el Simposio: Retos, Diálogos y Cooperación para la Sostenibilidad del Mar Caribe» que se celebra en esta nación caribeña del 22 al 24 de este mes, Navarro destacó que el evento representa un significado hito en los esfuerzos desde la constitución de la Comisión del Mar Caribe en el 2006, como mecanismo para dar un mejor seguimiento a los trabajos técnicos y las acciones que se vienen desarrollando desde 1998 en favor de la preservación y protección del Mar Caribe.
«En un contexto geográfico tan heterogéneo por la dimensión de sus economías, riquezas culturales y asimetrías en los niveles de desarrollo socio-económico, entre otros criterios, se reflejan mayor necesidad de desplegar esfuerzos regionales mancomunados para abordar la problemática, desafíos y oportunidades comunes que se derivan del Mar Caribe», refirió Navarro.
Hablando en representación del gobierno dominicano que ostenta la Presidencia Pro Témpore de la Comisión del Mar Caribe de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), Navarro planteó que la defensa, protección y aprovechamiento sustentable del Mar Caribe representa uno de los aspectos de mayor justificación, relevancia y cohesión del referido organismo regional, «pero estas acciones trascienden por amplio margen las capacidades individuales en términos económico, científico, técnico y político de las naciones que componen la región, por lo que deberá contar con el concurso de toda la comunidad internacional».
Recordó que fruto de los esfuerzos conjuntos de los gobiernos de los países de la AEC se logró en el 2008 que la Asamblea General de las Naciones Unidas emitiera una resolución titulada «Hacia el desarrollo sostenible del Mar Caribe para las generaciones presentes y futuras del Mar Caribe», un reconocimiento de la importancia del Mar Caribe como una zona de diversidad biológica singular y un ecosistema sumamente frágil que requiere de la colaboración de todos para el desarrollo de los recursos costeros y marinos.
«No puede ser más oportuno el momento para este encuentro, que la antesala de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático que se celebrar en apenas unas semanas en la ciudad de París, Francia, pues los ojos del mundo observan con atención los avances en la construcción de un renovado marco global. Sin embargo, las resoluciones no pueden por sí solas materializarse en acciones específicas que respondan a las necesidades y preocupaciones orientadas a la preservación del Mar Caribe», subrayó.
Precisó que más de 115 millones de personas viven alrededor de las costas bañadas por el Mar Caribe, a los cuales se les suman anualmente otros 20 millones de visitantes, «por lo que, la presión turística, la explotación pesquera indiscriminada y el cambio climático, entre otros elementos, se conjugan en una combinación letal que pone en peligro la biodiversidad de uno de los ecosistemas más vulnerables del planeta».
El canciller dominicano llamó a la comunidad internacional a mostrar mayores niveles de sensibilidad en procura de acciones regionales que envuelvan mayor apoyo técnico y financiero de los proyectos dirigidos al desarrollo sustentable del Mar Caribe, al tiempo que destacó la importancia del simposio en procura de ampliar la discusión científica y política que permitan identificar alternativas viables a los retos urgentes que enfrenta ese valioso patrimonio marítimo de la región.
Entre los retos citó la amenaza que constituye la proliferación desproporcionada de las algas marinas o sargazos en la región, la erosión de las zonas costeras y las alternativas de mitigación, así como el tema de las especies invasoras, en particular la del Pez León. «Los dos primeros temas tienen íntimas y delicadas vinculaciones e implicaciones directas con un aspecto que representa la columna vertebral de gran parte de las economías de la región, como el turismo. En cuanto al Pez León, atañe más bien a la preservación de la riqueza de la biodiversidad del ecosistema en la región».
Navarro dijo esperar que las conclusiones y propuestas que surjan de las discusiones durante el simposio permitan definir soluciones compartidas a los fenómenos que ponen en peligro la existencia del principal patrimonio natural de la región, «y, de manera particular, las actividades económicas de las cuales depende en gran medida la vida de los pueblos que componen dicha región».