Nueva York, Estados Unidos.- El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, recibió al ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, quien se refirió en particular a las preocupaciones dominicanas por el deterioro creciente de la situación interna de Haití y la escasa acción de la ONU para contribuir a una estabilización en el vecino país.
El canciller recordó los esfuerzos de República Dominicana por convencer al Consejo de Seguridad de ampliar la capacidad de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH, siglas en inglés) para evitar una mayor descomposición en Haití. Además, lamentó la pobre receptividad existente en el Consejo de Seguridad en torno a la creciente crisis en ese país, que incluye el activismo de bandas criminales aterrorizando a la población.
El diplomático dominicano reiteró el compromiso del gobierno del presidente Luis Abinader con las Naciones Unidas y su decisión de seguir colaborando con la agenda de la organización internacional en aras de la paz y seguridad internacionales.
De su lado, el secretario Guterres expresó lo fructífera que fue para él la reunión bilateral sostenida con el presidente Abinader en la Cumbre de Las Américas, destacando que esa conversación contribuyó a darle una mejor comprensión para un abordaje inmediato de la crisis haitiana, que pueda rendir frutos a corto plazo.
El secretario general agradeció la excelente participación dominicana en las distintas instancias de la ONU, incluyendo el Consejo de Seguridad, del que el país fue miembro en 2019 y 2020.
El canciller Roberto Álvarez estuvo acompañado de una comitiva integrada por el viceministro de Política Exterior Multilateral, Rubén Silié; la directora de Organismos Internacionales, María Fernanda Ortega; el representante permanente de República Dominicana ante la ONU, José Blanco; y la embajadora alterna, Joan Cedano.
Durante el encuentro, el ministro Álvarez se refirió en particular a las preocupaciones dominicanas por el deterioro creciente de la situación interna de Haití y la escasa acción de la ONU para contribuir a una estabilización en el vecino país.