Campaña presidencial a destiempo

Campaña presidencial a destiempo

Campaña presidencial a destiempo

Rafael Chaljub Mejìa

La lucha por la candidatura presidencial en el Partido Revolucionario Moderno se ha iniciado y habrá que ver las consecuencias que esto acarreará al PRM y a todo el movimiento opositor.

El panorama político cambia positivamente, el gobierno peledeísta empieza a ser enfrentado por un importante movimiento de masas.

Los partidos de oposición debieran cumplir su rol, intensificar la beligerancia frente al régimen, cerrar filas alrededor de algunos puntos esenciales, tratar de minar las bases políticas del adversario común y conquistar espacio y simpatías en el pueblo.

Así lo indica el abc de la política.

El PRM es el principal partido opositor, el más llamado a contribuir a que la oposición se agrupe y entre en acción conjunta. Pero la competencia por la nominación presidencial abierta nada menos que tres años antes de las elecciones nacionales, conspira contra esa posibilidad.

Un partido disperso y con sus miembros comprometidos en una lucha de grupos, no puede encabezar nada. A los del PRM, por el solo hecho de ser perredeístas de origen, les sobran las experiencias acerca del daño que causan esas pugnas.

Y precisamente, por ser perredeístas de origen, saben que ante esas precampañas todo en la vida de su partido queda supeditado a los intereses de los jefes, tendencias, grupos y fracciones.

El PRM tiene pendiente su proceso de organización y celebrar una convención para renovar sus cargos directivos, y no hay quien evite que al momento de formar los organismos, cada grupo trate de lograr la hegemonía, así sea con el empleo de métodos que no son de los más católicos que digamos.

Cada sector manejará sus finanzas aparte, y cuando llegue el punto de elegir los organismos nacionales, la rivalidad alcanzará los niveles más elevados.

Habitualmente viene el reparto e inevitablemente la protesta de los que se quedan sin la tajada que creen que se merecen.

Ese tipo de lucha impide la acción coherente de cualquier partido y ante los temas nacionales cada grupo fija su posición particular.

Todo esto ha sido probado cien veces por la experiencia.

Y es difícil comprender cómo una agrupación que nace precisamente de una ruptura costosísima a causa de esas batallas de grupos por candidaturas, abre una precampaña interna a más de tres años de las elecciones y precisamente ahora, cuando la situación reclama de su presencia compacta y a tiempo completo.



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