Cambios en el idioma

Cambios en el idioma

Cambios en el idioma

Rafael Molina Morillo, director de El Día

El tema que voy a tratar hoy ha sido comentado antes, pero voy a repetirlo como si fuera un repaso para un examen. Como sabemos, el idioma castellano tiene sus reglas y las cambia constantemente para no quedarse atrás frente a la realidad en la que vivimos.

Por ejemplo, la Real Academia Española, dueña y señora de la gramática que rige nuestro lenguaje, ha introducido los siguientes cambios:

1.- Suprimió definitivamente las castellanas “ch” y “ll”.

2.- La “ve corta”, ahora será uniformemente “uve” en todo el ámbito hispánico. En consonancia, también recomiendan que a la “doble ve” se la llame “doble uve”.

3.- Para la Real Academia, decir “y griega”, es complicado y se confunde con la “i latina”, por lo que habrá que llamarla “ye”.

4.- La asociación española dedicada a la lengua determinó también, por otro lado, la eliminación de la tilde en palabras con diptongos o triptongos ortográficos, por ejemplo: “guion”, “truhan”, “fie, “liais”.

También quitó el acentro gráfico de palabras como “solo” (por más que refiera al adverbio) y de pronombres demostrativos como “este”, por más que puedan existir ambigüedades en el significado. La tilde vuela además de la conjunción disyuntiva “o” cuando se usa para separar cifras.

5.- La Academia clarificó a su vez el uso de los prefijos y unificó criterios: cuando van al lado de una sola palabra, van pegados, no importa cuál sea el vocablo en cuestión (“antiadherente”, “exjefe”, “vicesecretario”, “probritánico”). Cuando la palabra principal empieza con mayúscula, se separan entre sí con un guión (“anti-ALCA”, “mini-USB”, “pro-Chávez”). Sólo se admiten casos en que el prefijo va separado de la base, cuando esta está conformada por más de una palabra, como es el caso de “ex relaciones públicas”, “anti pena de muerte” o “pro derechos humanos”.

6.- Los conceptos extranjeros incorporados en las construcciones gramaticales españolas o castellanas deberán, además, marcarse en cursivas preferentemente (también pueden ser comillas) si se utilizan en su idioma original.

No así si se castellanizan, por ejemplo: “Me encanta el ballet clásico / Me encanta el balé clásico”. Se incluyen también todas las palabras del latín que no hayan sido incorporadas al lenguaje español como “post mortem” o “status quo”.



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