Una camarera canadiense ha denunciado a través de Facebook una imagen en la que muestra el estado de sus pies después de una jornada laboral de 8 horas.
Un ejemplo perfecto de lo que sufren, día a día, millones de mujeres en el mundo obligadas por sus empresas a acudir con tacones a su lugar de trabajo.
Con el sueldo que ganan, el jefe les obliga a comprar un uniforme de más de 30 dólares, algo que no ocurre con los hombres.