Calificación riesgo país

Calificación riesgo país

Calificación riesgo país

La calificación del riesgo relativo de un país es un proceso de medición que realizan una serie de empresas de reconocido prestigio y que les sirve a inversionistas, prestatarios y otros interesados para conocer las conveniencias o no de realizar actividades en dicho país.

Para estos fines, las empresas calificadoras utilizan una serie de indicadores y datos que, aun cuando la metodología de cada empresa difiere de la otra, se parecen bastante, y con resultados similares.

Recientemente nos llegó a nuestras manos una de dichas calificaciones, la cual pretende presentar el nivel de riesgo actual de nuestro país.

Mediante la utilización de factores objetivos y subjetivos se construye un modelo en base a diferentes puntuaciones, los cuales son ponderados a fin de producir la calificación manifestada.

Entre los factores considerados están los resultados macroeconómicos, como crecimiento del producto interno bruto, inflación y volatilidad: los resultados de las finanzas públicas como déficit fiscal, niveles de deuda interna y externa, y pago de intereses.

También se ponderan factores externos, como reservas internacionales, dependencia de la estructura de exportaciones y servicio de la deuda; y factores estructurales como la gobernanza, participación en la economía global e historia del cumplimiento de las obligaciones.

Los factores anteriormente descritos se evalúan con otro conjunto, esta vez subjetivos, como el del riesgo político, sostenibilidad del endeudamiento, rigidez fiscal y marco institucional, entre otros, para la determinación de una puntuación.

Este resultado es cotejado de acuerdo a una escala de medición y puntuaciones, para producir el resultado final.

La calificación citada le concede a nuestro país una puntuación que nos coloca con similares de Bolivia, Grecia, Brasil y Turquía.

Esto es, una nación con potencial, pero aun sumida en factores que nos determinan como emergentes.

Este contraste entre lo que nos consideran estas agencias calificadoras y nuestra propia autoevaluación debe ser objeto permanente de atención de la clase política, responsable final de la calificación de que somos objeto.



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